“Los asuntos de la empresa se arreglan en familia”
Es la cuarta generación familiar la que dirige la empresa, fundada en 1919 La compañía ha ampliado el negocio en el campo de la estética y de la peluquería
Está al frente del grupo empresarial Schmidt, dedicado al sector dental en España y Portugal, a la desinfección en Alemania y al diseño de aparatos de medicina estética no invasiva, entre otros. Federico Schmidt, madrileño, de 47 años, dirige en total ocho compañías pertenecientes a la empresa familiar, de origen alemán, ya que fue fundado por su bisabuelo en 1919, en Bilbao. Comenzó a estudiar Empresariales pero en segundo año de carrera lo dejó. Se trasladó a Alemania y a Reino Unido, donde trabajó para seis empresas diferentes antes de entrar en el grupo empresarial de la familia.
Pregunta. ¿Es complicado llegar a la cuarta generación con la compañía creciendo?
Respuesta. El dicho de que la tercera generación acaba con la empresa no es cierto. Yo tengo cinco hermanos y cuatro de ellos trabajamos en la empresa de manera independiente y cuidando por el futuro de la compañía. El cien por cien del capital de la empresa es español, salvo en Argentina y Alemania, donde nos hemos asociado con firmas locales para poder desarrollar mejor nuestro negocio.
P. ¿Tienen profesionalizada la gestión?
R. Sí, aunque la empresa sea familiar la gestión está en manos de directivos profesionales que se ocupan de la gestión y del día a día de la compañía. En España tenemos más de 330 personas en plantilla y estamos constantemente creando nuevas líneas de negocio para crecer.
P. ¿Por ejemplo?
R. Schmidt Pharma nace para atender una demanda que creemos que puede ser interesante para las clínicas dentales, y es utilizar determinados aparatos para estética facial no invasiva, como radiofrecuencia, luz pulsada, oxigenoterapia... En definitiva, ya que el dentista ha hecho una obra de arte dental, se le puede poner un marco bonito. Se trata de convertir a las clínicas dentales para que apliquen técnicas estéticas. El estomatólogo es médico y se puede adecuar a todo ello.
P. ¿En época de crisis se agudiza el ingenio?
R. Hay quien dice que estoy loco, pero ya tenemos 60 centros dentales que ofrecen estética, todo este proceso es consecuencia del momento de cambio que estamos viviendo. Antes, a los 50 años pensabas que te morías, eras viejo, y ahora solo piensas en estar guapo. No hay nadie a quien no le guste estar guapo. La estética es una de la vías para crecer.
P. ¿Reconvertirse es la mejor solución?
R. Nuestro negocio principal sigue siendo la distribución de productos sanitarios, pero hemos visto que cada vez más las personas necesitan y quieren sentirse bien. El sector de la estética invasiva ha bajado igual que el de la peluquería, pero la medicina estética, invasiva, crece.
P. ¿El sector dental lo está pasando mal?
R. Es el más afectado. Por ejemplo, las ortodoncias infantiles han disminuido, y en vez de implantes la gente se hace reconstrucciones dentales. Por eso hay que desarrollar nuevos productos y servicios. Hemos contratado a 20 personas en un año y comenzado con los servicios de estética en Madrid, Barcelona, Bilbao y Cantabria. Si hubiera financiación al consumo, ahora mismo estaríamos en toda España. En Madrid abriremos un centro propio, pero en otros lugares estamos llegando a acuerdos con centros médicos, policlínicas, clínicas...
P. Acaban de crear Schmidt Care para ofrecer soluciones para el cuidado del cabello...
R. Será una novedad mundial porque se aplicarán los productos con oxígeno, lo que hará que penetren mejor. Será una revolución dentro de un sector con potencial de crecimiento. Ahora mismo, salvo el secador, en las peluquerías no se utiliza ningún otro aparato.
P. ¿Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la empresa de su familia?
R. Desde que tenía 14 años y comencé a ir los veranos a Alemania a trabajar en compañías del sector dental. Con 23 años entré a trabajar en la empresa familiar, que de por sí son complicadas. Nosotros somos gente de carácter fuerte y yo defiendo las ideas, aunque tenemos la suerte de que todo se arregla en familia.
“Un empresario piensa en los demás”
Su bisabuelo, fundador de la compañía, era alemán, y eso deja huella. Federico Schmidt se siente un poco germano, sobre todo en la rigidez, en la búsqueda de la calidad, en el orden. “Además, no pienso en el corto plazo, sino en el futuro a largo plazo”. Y relativiza todo lo concerniente a la actual crisis. “Me hace gracia cuando se habla ahora tanto de ella. Mi bisabuelo y mi abuelo vivieron dos guerras, eso sí que fueron crisis”. Tiene motivos para el optimismo, ya que “desde 2008 hemos creado cuatro empresas y antes de que acabe el año tendremos otra más, además de crear empleo”.
Este año el grupo Schmidt espera facturar entre España y Portugal unos 110 millones de euros, un poco más que en 2012. La quinta generación –un sobrino suyo– ya trabaja en la compañía, y le gustaría que esta nueva hornada continuara desarrollando el negocio. “Ser empresario es pensar en los demás”.