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Columna
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Campaña contra las fusiones

Los rivales de Publicis y Omnicom, liderados por el responsable de WPP, Martin Sorrell, están acusando a la alianza de 35.000 millones de dólares de ser un gran caos. El consejero delegado de Publicis, Maurice Levy, le ha devuelto el golpe. Esta inusual pelea pública es algo más que un entretenimiento.

Sorrell calificó la operación de Publicis y Omnicom como “un movimiento muy audaz, valiente y sorprendente” cuando esta se dio a conocer el 28 de julio. Eso cambió pronto. Un día después, dijo que Lévy había sido más astuto que su nuevo socio de Omnicom, John Wren, con una “fusión entre desiguales”, ya que Publicis genera menos ingresos.

Por su parte, el consejero delegado de Havas, David Jones, se burló de la “fusión de la era industrial en la era digital” y, al igual que Sorrell, sugirió que podría hacerse con empleados descontentos y clientes. El jefe de Interpublic Group, Michael Roth, advirtió que no hay ninguna operación que pueda dar ideas más creativas.

Lévy se ha mostrado molesto con estas declaraciones. Afirmó que los publicistas se dividen en “caballeros” (él y Wren), y en “otra clase de personas que no voy a mencionar”. Según el directivo, los muchos beneficios del acuerdo están siendo atacados por unos rivales “muy nerviosos”.

El intercambio de insultos es poco común en las fusiones y adquisiciones actuales (a nadie se le pasaría por la cabeza que el jefe de ABB pudiera atacar la compra de Invensys por Schneider diciendo que se trata de una lectura errónea del mercado de la automatización industrial), pero la publicidad es un negocio inusualmente locuaz.

Sorrell puede decir, y de hecho dirá, lo que quiera. Pero los rivales que tienen un menor tamaño que WPP deberían tener más cuidado. Un rechazo público de las grandes fusiones y adquisiciones podría privar a los accionistas de una prima en una operación de este tipo en el futuro.

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