¿Bajamos los brazos o extraemos valor de los esfuerzos?
Mientras la convergencia tecnológica continúa redefiniendo modelos de negocio en prácticamente todos los sectores, las empresas tienen cada vez más necesidad de innovar para sobrevivir y prosperar en un entorno que evoluciona de forma rápida y muy difícil de predecir. Pocos directivos cuestionan la necesidad de innovar, pero son muchas las compañías que se enfrentan a un sinfín de problemas a la hora de convertir la innovación en resultados.
Como dijo Thomas Edison, “muchos fracasos de la vida han sido de hombres que no supieron darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron”. Lo mismo podría decirse de la forma en que las empresas enfocan la innovación. Incapaces de encontrar la manera de extraer valor de sus esfuerzos, bajando los brazos antes de tiempo. No siempre basta con tener una gran idea; también es necesario que la empresa sepa desarrollarla en la medida adecuada con el apoyo de un modelo de negocio sólido, una experiencia de cliente diferenciadora y un ecosistema que aumente el potencial de mercado.
Con el fin de llamar la atención sobre el actual estado de la innovación en la empresa, Accenture ha llevado a cabo una encuesta global multisectorial: El alto coste de la innovación sin riesgo, incluido el mercado de las telecomunicaciones. El 93% de todos los ejecutivos encuestados considera que el éxito a largo plazo de la estrategia de su organización depende de su capacidad de innovación, pero apenas el 18% piensa que la innovación proporciona una ventaja competitiva. De hecho, solo el 34% cree que su empresa tiene una estrategia de innovación bien definida, mientras que el 46% confiesa haberse vuelto más conservador a la hora de considerar nuevas ideas y el 45% espera que su compañía se limite a un número menor de oportunidades “más seguras” en lugar de buscar el “próximo gran descubrimiento”. Las principales excusas para no innovar, según la encuesta, son la falta de relevancia para el cliente, el largo tiempo de comercialización, el precio incorrecto de nuevos productos o servicios y la ausencia de propuestas de valor que sean nuevas y originales.
Las empresas tienen cada vez más necesidad de innovar para sobrevivir y prosperar
Como reflejo, otro sorprendente fenómeno: más de la mitad de los ejecutivos en el sector de las comunicaciones califican la innovación de “extremadamente importante” para que su empresa pueda hacer frente con éxito a los constantes cambios. Pero, mientras la mayor parte de las organizaciones en todos los sectores cuentan con un sistema formal para fomentar la innovación, la industria de las comunicaciones figura en este campo por detrás de otros 11 sectores…
Cuando se les pidió que describieran la estrategia de innovación de sus organizaciones con respecto a servicios, productos o modelos de negocio, menos de una quinta parte declaró que trataba de introducir nuevos productos y servicios con frecuencia para satisfacer a los clientes y mantener la competitividad. Si bien todos son conscientes de que la innovación debe responder a las necesidades de los clientes, algunos aun no cuentan con los medios precisos para obtener información y convertirla en datos útiles de los que puedan extraer ideas y percepciones.
Por lo que se refiere al papel que desempeña la innovación en sus operaciones, el 14% asegura que la innovación es importante, ya que tratan de aumentar la eficiencia de sus operaciones e identificar áreas en las que puedan reducir los costes de explotación. Adicionalmente, el 52% utiliza la innovación para alcanzar un nivel de crecimiento superior a la media del sector y para renovar sus actividades principales. Por poner un ejemplo, incluso las funciones “administrativas” (como la facturación) pueden aprovechar la innovación para aumentar su orientación al cliente y ofrecer los productos y servicios digitales que los clientes exigen. Del mismo modo, es importante considerar la experiencia de usuario en el proceso de desarrollo de nuevos productos y servicios. Los elementos relativos a la interacción del usuario, con un entorno o dispositivo concretos, cuyo resultado sea la generación de una percepción positiva de dicho servicio, producto o dispositivo, son fundamentales para transmitir los valores, emociones, sentimientos de marca y confianza en el producto.
Innovar es hacer las cosas de una forma diferente, hacerlas de forma que la competencia nos imite
Es evidente que, en un momento en que la convergencia difumina cada vez más la línea que separa a competidores y colaboradores, la innovación se ha convertido en un principio fundamental para la empresa. ¿Qué pueden hacer las compañías de comunicaciones para superar algunos de los obstáculos mencionados? La respuesta pasa por crear sistemas formales de gestión de la innovación. Para empezar, es preciso definir un proceso específico y asignar el presupuesto necesario para llegar al mercado con un mayor grado de innovación. A continuación hay que aplicar la potencia digital de la analítica a los datos de los clientes para personalizar ofertas y opciones de facturación. También es posible recurrir a prácticas de gestión de riesgos más avanzadas y adaptadas a la innovación para identificar futuras oportunidades y evaluar de manera adecuada la cartera de innovaciones. Igualmente importante para que la innovación tenga éxito es aumentar la velocidad y flexibilidad a través de una filosofía de I+D abierta, que busque más allá de la empresa los conocimientos y la experiencia necesarios para impulsar el proceso de desarrollo.
Lo cierto es que, casi por definición, las herramientas para la innovación exigirán invertir en recursos y sistemas que permitan llegar a ideas atrevidas y originales. Innovar es hacer las cosas de una forma diferente, hacerlas no solo mejor sino tan bien que la competencia solo pueda imitarnos ¿A qué estamos esperando?
Pedro Jurado es managing director de comunicaciones, media y tecnología de Accenture