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Las raíces profundas del legado de Enzo Ferrari

De acuerdo con la lista que elaboran anualmente los expertos en valoración de marca de Brand Finance, Ferrari es la marca más poderosa del mundo, por delante de Coca-Cola o Google. Lógicamente y debido a su tamaño, no puede competir con las grandes multinacionales en ingresos totales o beneficios, pero se tienen en cuenta otros indicadores, como los márgenes netos, los ingresos medios por cliente y lo invertido en publicidad y marketing, así como parámetros cualitativos como la lealtad a la marca o el afecto que generan.

En palabras del presidente de la compañía, Luca Cordero di Montezemolo, “este logro demuestra que, incluso en tiempos económicos muy difíciles, Italia todavía puede ofrecer al mundo negocios de excelencia. Detrás de este reconocimiento hay productos excepcionales hechos por hombres y mujeres igualmente excepcionales. Ellos lo han hecho posible y por eso les agradezco su esfuerzo”.

Reducir la producción

Recientemente, la firma convocó a periodistas de los cinco continentes durante una jornada bautizada como Fórmula Ferrari. En ella los responsables de la marca hablaron del presente y el futuro de la compañía. Naturalmente, el plato fuerte fue el discurso de Montezemolo, un comunicador extraordinario. “Mis planes para Ferrari se basan en cuatro puntos fundamentales: nuestro espíritu de equipo, nuestra pasión, nuestra extraordinaria tecnología y nuestra exclusividad”. Lo más llamativo de su intervención fue su voluntad de limitar la producción de automóviles a 7.000 unidades en 2013 aunque la demanda siga creciendo, para mantener su exclusividad y el valor de los usados. “Un Ferrari es como una mujer maravillosa, debe ser esperada y deseada. Baso mis ideas en lo que aprendí de Enzo Ferrari; si producimos menos no saturaremos el mercado y nuestros usados serán más apreciados”.

Enzo Ferrari: “Soy un promotor de ideas que otros realizarán”

Montezemolo habla siempre con enorme admiración del fundador de la compañía. Nada más conocerle, Enzo vio en Luca a un líder nato, y con solo 26 años le nombró director de la Scuderia de F1 en 1974. No se equivocó, ya que en 1975 y 1977 ganaron el Mundial con Niki Lauda. Procedente de una familia noble, antes de entrar en Ferrari, Montezemolo estudió Leyes en Roma y después se especializó en Derecho Internacional en Nueva York.

Enzo fue ante todo un maestro en la gestión de equipos, que no dudaba en sembrar discordia entre sus ingenieros para exprimir sus capacidades. En una entrevista concedida a la revista CAR en 1977, cuando tenía 80 años, declaraba: “Constantemente pienso que estoy haciendo realidad un sueño de la infancia. Soy un promotor de ideas que más tarde serán realizadas por otros. Vamos a hacer un coche así, o de otra manera. Mi trabajo es formular una idea o un concepto, el siguiente paso es explicársela a los técnicos, y juntos encontrar el camino. (…) Un fabricante de coches no tiene por qué ser un ingeniero o un técnico. Debe ser alguien que ame los coches con pasión y que sepa mucho sobre la naturaleza humana. Su trabajo es armonizar las ambiciones de sus colaboradores”.

Enzo forjó su fuerte personalidad ante las numerosas dificultades y desgracias que tuvo que afrontar. En 1916, con 18 años, perdió a su padre y su hermano por una epidemia de gripe. En 1917 fue llamado a combatir en la guerra y enfermó gravemente también de gripe.

Tras muchas penurias, intentó entrar en Fiat sin éxito. En 1919 encontró trabajo como probador y piloto en la marca CMN, y a partir de ahí lograría fundar su escudería en 1929, de modo que los primeros coches en llevar el escudo del cavallino (estrenado en 1932) no fueran Ferrari, sino Alfa.

En 1947, comenzó a fabricar coches con su propio logo. Aquel año hizo solo tres, pero en 1948 ya produjo 25 unidades.

El peor golpe de su vida fue la muerte de su amado hijo Dino, de 25 años, de distrofia muscular. Un año después, el español Alfonso de Portago se mató en la Mille Miglia con su Ferrari, llevándose con él la vida de varios espectadores incluyendo niños. Tras el accidente, Enzo estuvo una semana sin salir de su casa, y tuvo que afrontar un largo proceso penal. En la entrevista anteriormente mencionada afirmaba: “Yo ahora podría ir por el mundo sin gastar un céntimo, pero ¿dónde estaban esas invitaciones cuando estaba hambriento y pobre en Turín tras la I Guerra Mundial? Ahora no voy a ninguna parte, no lo he hecho desde que mi hijo murió (Alfredino falleció en 1956, y 20 años después Enzo seguía visitando su tumba todas las mañanas).

Hoy Montezemolo combina su audaz y avanzada visión con todo lo que aprendió del viejo Enzo. Además, y según sus propias palabras, quiere rodearse de gente “que tenga pelotas”. El presidente busca pasión y entusiasmo para sacar lo mejor de cada uno de sus subordinados. Todos sus colaboradores saben que para él Ferrari no es un trabajo, sino que es lo más importante de su vida después de su familia.

Hace 10 años ideó la llamada fórmula Uomo (hombre en italiano), un conjunto de medidas encaminadas a crear las mejores condiciones posibles para los trabajadores. En la fábrica las instalaciones están iluminadas con luz natural y hay jardines y restaurantes donde todos comen sin distinción de cargos. El presidente cree en la meritocracia y le complace que todos los años haya trabajadores de cuello azul que pasen a ocupar puestos de mayor responsabilidad en la empresa.

Además, el pasado mes de marzo, Montezemolo anunció que los empleados recibirían un plus (equivalente a tres mensualidades) vinculado a los resultados del trienio 2010-2012, además de un plus de productividad. “Sigamos así, gracias por tu esfuerzo”, les escribió en una carta.

A mayor personalización, mayores beneficios

A la hora de personalizar los coches, Ferrari ofrece dos alternativas, el Atelier y el Taylor Made. El primero ofrece numerosas combinaciones de cueros, colores, llantas o asientos. Los Atelier más grandes están en Maranello y en Nueva York, si bien en otros concesionarios también tienen un espacio especial. Para los que siempre quieren más se ha creado el departamento de Taylor Made. Ofrecen tres líneas de estilo: Scuderia, Classica e Inedita. La línea Scuderia, la de estilo más cercano a la competición, es la más demandada. Respecto a la línea Classica, suelen recurrir a colores antiguos, carrocerías bicolor y cueros envejecidos. La línea Inedita permite colores satinados o incluso interiores en tela vaquera.

El museo ha sido ampliado

Durante años fue la Galleria Ferrari y después pasó a llamarse Museo Ferrari, pero en todo caso era claramente pequeño teniendo en cuenta la importancia de la marca y el gran volumen anual de visitantes. El pasado 11 de junio se inauguró oficialmente el museo ampliado, que sigue sin ser un gran edificio vanguardista al estilo de los inaugurados años atrás por Porsche o Mercedes-Benz. El nuevo ocupa más de 1.000 metros cuadrados y cuenta con una buena representación de monoplazas, incluyendo todos los recientes campeones mundiales de la era Schumacher.

Aún más interesantes son las exposiciones temporales. En mayo estaba la de Supercars, que incluía desde los 250 GTO en versiones 1962 y 1964 al F40, o rarezas como su antecesor, el prototipo GTO Evoluzione. Ahora se expone la muestra Desde Cinecittà a Hollywood, todos los Ferrari del cine, con coches como el 275 GTB/4 de McQueen o el Mondial T de Al Pacino en Esencia de mujer.

Guardianes de la autenticidad

Dentro de la fábrica está el departamento Ferrari Classiche, donde se encargan tanto de restaurar valiosos modelos clásicos como de entregar certificados de autenticidad, requisito imprescindible en transacciones con muchos ceros.

Allí es inevitable encontrar alguna joya, y actualmente están reparando el morro de un 250 GTO que había sufrido un accidente. Nuestro guía no dudó en afirmar que “el último (250 GTO) se vendió por 35 millones de euros”. Otro coche que pudimos admirar es el 275 GTB/4 que perteneció al actor Steve McQueen y que recibió en San Francisco en 1968, mientras rodaba la película Bullit. El actual propietario llevó el coche a Ferrari Classiche sabiendo que, en algún momento de los años ochenta, otro propietario lo había convertido en descapotable y lo había pintado de color plateado. Para devolverle su techo han usado paneles de acero moldeados a mano, y es que un coche que fue de McQueen siempre adquiere un notable valor adicional.

El paraíso de los V2

Enzo Ferrari amaba sobre todo los motores, y en alguna ocasión llegó a afirmar que cada uno tiene su alma. El primero fue un V12 delantero, y desde entonces esta configuración es la más clásica de la gama. Se producen unos 32 deportivos al día, en un reparto que ronda 24 V8 (California y 458) y ocho V12 con motor delantero (FF y F12).

Los modelos de 12 cilindros se producen en la misma línea de montaje, y el proceso total para cada unidad lleva entre 35 y 40 horas de trabajo. Las carrocerías de aluminio ya llegan a la fábrica de Maranello pintadas, tras ser fabricadas en Alcoa en Módena y pasar por Carrozzeria Scaglietti. Llama al atención el tamaño de los motores V12, así como la calidad de los componentes, las suspensiones de aluminio o los discos de freno carbono-cerámicos. Muchos temen que las restricciones de consumo y emisiones acaben con sus mecánicas. Se reducirán cilindradas y se adoptarán sistemas híbridos, pero los V12 seguirán siendo señas de identidad de Ferrari.

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