Paradoja española en biotecnología
El de la biotecnología es uno de esos sectores que figura de manera recurrente en todos los rankings de actividad con alto potencial de crecimiento. Y los datos ratifican esa apreciación en España. La cifra de negocio del sector ha duplicado con creces su peso en la economía española: pasó desde el 2,98% del PIB en 2008 hasta el 7,15% en 2011 –último cálculo oficial disponible–. Este sorprendente crecimiento en plena crisis económica se debe fundamentalmente a que los grandes grupos industriales (alimentación, energía, farmacéutico...) están incorporando inexorablemente la biotecnología a sus procesos y productos. Pero la paradoja surge en que para las empresas puramente dedicadas a la biotecnología, a pesar de ser en gran medida las suministradoras de soluciones a los grandes grupos, el panorama es mucho menos alentador. Son pymes, intensivas en financiación para I+D y sufren el cierre del flujo de fondos tanto públicos como privados. Por eso, y por primera vez, han caído en inversión en I+D, en facturación y también en empleo. Un escenario preocupante. Y más si se considera la denuncia de la patronal, Asebio, que asegura que sus empresas nunca han estado tan cerca del éxito como ahora, pero sufren el fracaso de muchos proyectos viables de investigación porque no encuentran recursos.