La parte invisible de la Copa Confederaciones
Siemens suministra tecnología en el Garrincha, uno de los estadios más verdes del mundo
La Copa Confederaciones arrancó a mediados de junio con una mención de honor, aunque no fuera deportiva. El estadio Mané Garrincha, que acogió el partido inaugural, es el más verde del mundo. Se tiró abajo y de los escombros, que se aprovecharon para el nuevo recinto, se ha levantado otro que ha sido celebrado por la FIFA como “el mejor estadio del mundo” y galardonado con el Leed Platinum, uno de los sellos sostenibles más exigentes.
Ningún estadio de fútbol cuenta con esa distinción, según las autoridades de Brasilia, donde se ha construido. Ni siquiera el Allianz Arena de Múnich, uno de los últimos en incorporarse a la tendencia de levantar los recintos destinados a grandes eventos deportivos con criterios ecológicos.
El Garrincha tiene en sus paredes elementos tan flamantes como una fachada de pilares circulares con sistemas únicos de energía solar y aprovechamiento de agua de lluvia, de forma que puede generar más energía de la que consume. “El agua recuperada favorece ahorros para otros consumos y depuración”, comenta Francisco Rincón, director corporativo de la división de ciudades sostenibles de Siemens.
La compañía ha diseñado y puesto en marcha la tecnología necesaria para desarrollar todos estos avances verdes. Los sensores de presencia para la iluminación del estadio, el control del aire y la automatización de todo el edificio ahorran hasta el 30% en energía. La cubierta del techo absorbe y descompone la contaminación y reduce el calor interno, evitando el uso de aire acondicionado.
Todos estos dispositivos se regulan desde un centro de control que ofrece parámetros en tiempo real sobre la climatización de toda la estructura, hasta en los vestuarios.
El Garrincha, con capacidad para 70.000 personas, cuenta con 400 cámaras de vigilancia “de última generación” capaces de identificar a los visitantes situados en las gradas. Siemens ha diseñado el software que relaciona esta información con los servicios municipales de policía y bomberos “para que puedan identificar problemas potenciales y actuar según los procedimientos”, explican en la compañía.
Además, cuenta con 6.000 detectores contra incendios y el acceso al recinto está conectado con las bases de datos de otros sistemas de venta de entradas para promover otro tipo de eventos.
Ninguna Administración prevé como antaño levantar estadios que queden inertes una vez concluido el espectáculo deportivo. “Antes se construía un estadio y se quedaba ahí, ahora está integrado en la ciudad”. “Se prevé que sean multifuncionales. Por cada dólar invertido en grandes eventos se genera un retorno de cuatro dólares”, comentan en Siemens.
Conciertos, competiciones hípicas o de atletismo pueden celebrarse en este tipo de infraestructuras. Hoy es un campo de fútbol y mañana, una pista de hielo o un pabellón de baloncesto o de gimnasia rítmica, “para generar ahorros”.
El siguiente desafío será integrar estas inmensas instalaciones en el tejido urbano. Por qué no imaginar que la energía eléctrica producida por paneles solares en uno de estos edificios vierta su excedente a la red eléctrica pública.
Aún no existe ninguna medida de este tipo a gran escala, pero ya se han realizado ensayos. Durante la última edición de la competición universitaria Solar Decathlon, un concurso de equipos nacionales de casas solares que acogió Madrid el verano pasado, los prototipos de viviendas que concursaban se conectaron al sistema eléctrico de la ciudad, aprovechando así la electricidad sobrante.
Pero la inversión en infraestructuras dentro de los recintos que albergan eventos deportivos solo representa el 10% de la necesaria. El grueso se dedica a infraestructuras de carreteras, aeropuertos, estaciones de metro, hoteles, instalaciones deportivas e incluso nuevas centrales de energía.
En Manaos, que será una de las sedes del Mundial de fútbol en 2014, Siemens está construyendo una central de ciclo combinado que ayudará a cubrir el aumento de demanda de energía en la región. Está diseñada para sustituir gran parte de los generadores diésel que hoy utiliza Manaos para abastecer la zona, “muy nocivos para el medio ambiente por sus emisiones de gases contaminantes y escasa eficiencia energética”.
La compañía también se ha encargado de ampliar la capacidad del aeropuerto de São Paulo, por el que se prevé que transiten cerca de 40 millones de pasajeros durante el Mundial de 2014, en comparación con los 33 millones de personas que se esperan para este año.
Para cubrir las necesidades energéticas de la terminal, Siemens suministrará tecnología de media y baja tensión y un transformador que unirá la nueva subestación a la red de energía con la que hoy cuenta el aeropuerto paulista.
Inversión global
El gasto en infraestructuras dentro de los recintos que acogen eventos deportivos solo representa el 10% de la inversión necesaria. El 90% se dedica a carreteras, aeropuertos, estaciones de metro, hoteles e incluso a nuevas centrales de energía.