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Recuperación, ¿qué recuperación?

Es cierto que los indicadores económicos apuntan a una recesión menos grave; el PIB rondará el -0,1% este trimestre, aunque conviene no olvidar que la crisis empezó hace seis años y estalló hace casi cinco. La calma en los mercados financieros ha permitido asentar las expectativas y ha limitado la destrucción de empleo y tejido empresarial… Con casi un año de retraso. Definitivamente, no es para sacar el champán de la nevera.

 La narrativa, en todo caso, es mirar al futuro lo que, por sí mismo, tampoco me parece mal. Pero el futuro no es mucho más esperanzador que el presente. Tomemos los datos del programa de estabilidad del Gobierno. Prevé una caída en el número de personas trabajadas en 2013 del 3,5%, otra caída del 0,2% en 2012 y un crecimiento en 2015 del 0,6%. En 2017 aumentaría el empleo al 2,2%. Si a finales de 2010 los ocupados, según la EPA, eran 16,96 millones, en 2017 serían 17,13 millones. 170.000 empleos en cinco años. Aún en 2016 la tasa de paro rozaría el 25%.

Al menos, las previsiones son más o menos honestas. La narrativa oficial insiste, y mucho, en las exportaciones como vía de salida de la crisis. Pero, recordemos, en España hay 6,2 millones de parados, demasiados para absorber mediante un crecimiento basado en exportaciones. Aunque éste pueda ayudar a recomponer el tejido empresarial en un momento de demanda interna hundida, jamás podrá sustituirla. 

Con los datos del INE, del primer trimestre, la industria supone el 11,5% del empleo, unos 1,8 millones de puestos de trabajo a tiempo completo, y la agricultura otros 700.000. El 76% del empleo está en el sector servicios, la mayor parte de los cuales (comercio, hostelería, actividades inmobiliarias, administración pública, sanidad, educación) no son exportables. Con la gran salvedad, claro está, de los servicios turísticos.

En los últimos dos años, solo ha habido cinco meses en los que las ventas minoristas hayan caído a tasas inferiores al 5%. El crédito a las actividades productivas, por otra parte, cae a un ritmo del 17% en marzo respecto al primer trimestre del año anterior. Del empleo, mejor no hablar. Los dos principales factores que mueven la demanda interna (el empleo y el crédito) están hundidos, lo que se refleja en el inacabable y vertical descenso del comercio.

El alza de las exportaciones, un 18% el último mes, demuestra que España no es solo ladrillo y chiringuitos de playa. Que detrás de la burbuja inmobiliaria (más bien a pesar de ella) había un tejido industrial competitivo. Pero fiar la recuperación al mercado exterior no es realista. Es, más bien, una forma de argumentar, a posteriori, una política económica fallida y procíclica, que agrava en vez de mitigar los efectos de la recesión. Como la demanda interna está hundida, habrá que tirar de las exportaciones para “vender” un futuro mejor. Es decir, una narrativa, y nada más que eso. Las cifras, incluidas las del Gobierno, dicen otra cosa: sin demanda interna la recuperación será nominal, y seguiremos con muchos millones de parados durante por lo menos cinco años. Lo dicen, incluso las cifras del Gobierno. 

La música contra la crisis de hoy es especial, una joya descubierta por el gran @gsvega. Son George Harrison y Paul Simon tocando Homeward Bound en 1976, para un show televisivo. Dicen en los comentarios que es el mejor video de todo Youtube, y no andan muy desencaminados. En fin, que uno puede tener un día de mierda pero, al menos, puede refugiarse en estas cosas, que la crisis (de momento) no nos puede robar.

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