El Erasmus me cambió la vida
Conocí a personas con las que podría hacer negocios”, reconoce Ricardo Rodríguez, de 25 años, tras su experiencia como Erasmus en Holanda y Ucrania. Para Julia Sanjuán, de 26 años, le ha servido como trampolín para acceder a un empleo. A ellos cursar este programa de movilidad internacional, que ha cumplido 25 años, les ha cambiado la vida.
España es el primer país emisor y receptor de estudiantes Erasmus, a pesar de ser el quinto país de Europa en número de universitarios, tal y como recoge el profesor y experto en programas educativos Emilio García Prieto en su libro ¿Qué es el programa Erasmus? (editorial Pirámide). De su experiencia como director del Organismo Autónomo de Programas Educativos Europeos (OAPEE), aconseja aprovechar el tiempo de la estancia para conocer gente y establecer contactos que se puedan utilizar en un futuro profesionalmente.
En contra de lo que pueda parecer, son los propios estudiantes lo que se han convertido en los propios jueces de este programa, que valoran sobre todo la amplitud de miras, las habilidades comunicativas, la flexibilidad o el respeto a otras culturas. Requerimientos que tanto las empresas, como la Unión Europea o la OCDE, reconocen como necesarios para desarrollar los nuevos trabajos del siglo XXI.
Y las áreas que mueven más alumnos, según la investigación realizada por García Prieto, son: Empresariales (20,36%), Lenguas y Filologías (14,94%), Ciencias Sociales (11,80%), Ingenierías y Tecnología (10,80%), Derecho y Ciencias Médicas (6%). Las motivaciones van desde aprender un idioma, vivir una experiencia diferente y mejorar las posibilidades de empleo.
La directora de recursos humanos de Heineken en España, Amalia Rodríguez, afirma que los jóvenes que han estudiado un tiempo en el extranjero tienen una visión del mundo diferente y una mayor madurez, resultado de haber tenido que tomar decisiones en “un entorno inseguro”, ese nuevo país con una cultura que no conocen. “Esto es especialmente valioso en España, que se caracteriza por una sociedad familiar bastante cerrada. Para la mayoría de los jóvenes es la primera experiencia de vivir solos fuera de casa”, señala esta ejecutiva, que esta semana participó en la jornada Recruiting Erasmus, una iniciativa de la consultora de recursos humanos Peoplematters, cuya finalidad es poner en contacto a estos estudiantes con empresas que buscan profesionales con un perfil internacional.
Rodríguez añade que para las empresas que buscan profesionales con un perfil internacional, el hecho de que un joven haya cursado un Erasmus, por lo general, significa que ha pasado dos filtros del proceso de admisión en la compañía. “Primero, el ser una persona con iniciativa, que ha tenido la inquietud y la motivación de salir de su entorno seguro. Segundo, el filtro del idioma, porque suelen adquirir una mayor fluidez en el inglés”, explica.
Rodríguez cree que la reducción de la aportación del Gobierno de España a las becas Erasmus para 2013 (de un 60% en comparación con el año anterior) es un serio problema. “La experiencia del Erasmus ayuda a suplir la carencia de España en la formación internacional de la juventud”.
En cuanto al futuro del programa, el experto Emilio García Prieto, la necesidad de incrementar la cuantía de las becas, ya que los problemas financieros siguen siendo, junto con la falta de competencia lingüística, la razón principal para que un alumno no se anime a participar en el programa.
El responsable del área de recursos humanos de Gas Natural Fenosa, Ignacio Cendón, coincide en que los recortes no son una buena noticia, pero es al mismo tiempo muy optimista sobre el futuro. “La cultura Erasmus ha llegado para quedarse. El estudiante ya sabe que debe tener una experiencia internacional y los padres también”.
Cuenta además que cuando acabó su carrera universitaria en 1993, su familia no le permitió ir a vivir un año a Londres por considerarlo una pérdida de tiempo. “Esa es una barrera que los programas Erasmus han roto para siempre”. Cendón está convencido de que estos viajes son un gran valor en el currículo. “La experiencia es un indicio de que la persona tiene un perfil emprendedor, porque es alguien que se ha arriesgado a salir de su territorio conocido”. Los jóvenes que hicieron las maletas para estudiar lejos de casa tienen a su favor el haber conocido realidades muy diferentes y adquirido una mayor flexibilidad y capacidad de adaptación a los cambios, añade.
“Son personas mucho más tolerantes a otras culturas. Eso las vuelve más abiertas y menos reacias a aceptar puntos de vista diferentes, algo fundamental para el trabajo en equipo”, afirma Alfonso Mostacero, director de recursos humanos de la empresa farmacéutica MSD. “En nuestra compañía buscamos siempre el perfil de profesional con visión internacional, ya sea en los que acaban de graduarse o en los que tienen muchos años de experiencia”. Destaca que es necesario mantener el optimismo, a pesar de los recortes. “La crisis también puede ser una oportunidad para que las personas que viajan al exterior, en busca de trabajo, desarrollen ese perfil internacional y quizás en un futuro se conviertan en un valor para nuestro país”.
El consejero delegado de Steelcase, Alejandro Pociña, afirma que España aún está detrás de muchos países de Europa en materia de idiomas, un gran problema para cualquier empresa internacional. “En nuestro caso, prácticamente todas las áreas tienen equipos integrados por personas de diferentes países”, afirma. “El Erasmus es uno de los programas universitarios más acertados para responder a lo que demandan las empresas”.
España es el primer país receptor de estudiantes, con más de 35.000 alumnos, sobre todo de alumnos de Bélgica, Alemania, Grecia, Francia, Italia, Países Bajos o Austria. Y las razones por las que lo eligen son el idioma, el nivel aceptable nivel académico de las universidades españolas y la calidad de vida. Para los españoles el destino más atractivo son los países escandinavos y Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
Las experiencias
“El Erasmus me ayudó a ser más flexible”
Natalia polonskyEmpleada en una multinacional
En 2009 Natalia Polonsky cursaba Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Autónoma de Madrid cuando decidió preparar la maleta y partir hacia Londres para seguir estudiando allí un año. “Era la primera vez que vivía sola y fue un gran aprendizaje. Me obligó a enfrentarme a problemas que en mi ciudad y en mi casa no hubiera tenido”, afirma la joven de 24 años, que ha conseguido empleo en el departamento de marketing de Heineken. Para ello, el viaje fue fundamental. Una de las razones principales es el nivel de inglés que adquirió. “Había estudiado en academias de España pero hasta que no estás en un país que te exige utilizarlo en el día a día, no consigues el vocabulario y la fluidez necesaria”.Polonsky cree que la experiencia también le aportó madurez y flexibilidad para adaptarse a los cambios. “El Erasmus me ayudó a ir más allá de mis límites. Es uno de los programas más valiosos que aportan las universidades porque las cosas se aprenden viviéndolas”.
“Conocí a personas con las que podría hacer negocios”
Ricardo RodríguezGraduado en administración de empresas
Gracias al Erasmus, Ricardo Rodríguez mejoró no solo el inglés sino también el ruso. El joven de 25 años, recién graduado en Administración y Dirección de Empresas, vivió seis meses en Holanda y otros seis en Ucrania. “No solo te permite aprender idiomas, además te ayuda a abrir tu mente y aprender cómo funciona el mundo”. La experiencia le ha dado las herramientas necesarias para trabajar en una empresa con vocación internacional. “Si mi empleo me exigiera ir a otro país me sentiría mejor preparado. El Erasmus te ayuda a perder el miedo”. Salir de la zona de confort, que suponía España, para vivir en un país tan diferente como Ucrania fue un gran desafío. “Aprendes a defenderte y a encontrar soluciones a problemas que en tu país no te encuentras”, asegura. Lo que más valora de los viajes, sin embargo, es la cantidad de amigos que le han dejado. “He conocido a muchas personas con las que en el futuro podré hacer negocios. Es lo más valioso”.
“Ha sido mi trampolín para conseguir empleo ”
Julia SanjuánEmpleada en una multinacional
Julia Sanjuán está convencida de que la experiencia de estudiar en Escocia fue determinante para no estar hoy entre los dos millones de jóvenes que buscan empleo en España. “Fue mi trampolín para conseguir trabajo”, asegura. La joven, de 26 años, estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. “Entré en contacto con algunas empresas que participaban en el foro Recruiting Erasmus, donde acuden las empresas para buscar perfiles profesionales internacionales. Después de pasar las entrevistas conseguí el empleo”. Desde mediados de 2012, trabaja en el departamento de marketing de una multinacional de bebidas. Sanjuán afirma que lo más valioso que se ha traído a España, tras sus meses de estudio en el extranjero, es un excelente nivel de inglés, que le abierto las puertas del mercado laboral. “Además te ayuda a tener mucha más autonomía y a mejorar la actitud, mucho más respetuosa, frente a otras culturas”, agrega esta joven.