OHL o el acierto de ir a contracorriente
Cuando renunciar al suculento pastel inmobiliario parecía una locura, el grupo apostó por salir de la construcción de pisos para invertir en concesiones. El tiempo le dio la razón
A finales de los setenta, Obrascón, que había sobrevivido a tres guerras, se encontraba en horas bajas debido a que su principal contrato, la construcción de una enorme planta siderúrgica para Altos Hornos de Vizcaya (AHV) en Sagunto, quedó inconclusa debido a la mala situación financiera de la siderúrgica vasca.
AHV era entonces el principal accionista de la constructora, que la había adquirido al Banco Bilbao precisamente para ejecutar esa obra.
Las penas de la empresa continuaron hasta que en 1987 acudió a su rescate Juan Miguel Villar Mir, expresidente de AHV, quien la compró al precio simbólico de una peseta. Era la segunda vez que el empresario, entonces de 56 años, adquiría Obrascón. La primera vez había sido en 1973, como presidente de AHV, solo que entonces no había podido tutelar el proyecto porque debió renunciar a su cargo para tomar las riendas del Ministerio de Hacienda del primer Gobierno de la transición.
Fuera de España, la empresa está presente en 27 países que aportan el 82% de sus beneficios
Quince años después el destino le daba una segunda oportunidad. Villar Mir asumió las deudas y pérdidas acumuladas por la compañía, que superaban los 1.000 millones de pesetas. Apenas un año después, en 1988, Obrascón ya ganaba dinero y cuatro más tarde salía a Bolsa. La remontada fue posible porque el nuevo equipo directivo se esforzó en adjudicarse contratos de construcción civil que ayudaron a equilibrar la cartera de obras, entonces concentrada en la edificación residencial.
Reflotada la empresa, el siguiente objetivo fue ganar tamaño para acceder a contratos de mayor envergadura. Al igual que otras constructoras como FCC, Ferrovial y Entrecanales, Obrascón se embarcó en una ola de fusiones y adquisiciones, que en su caso empezó a finales de 1995 con la compra de Elsan, compañía especializada en carreteras y pavimentación.
“Nos interesa Colombia”
Juan Miguel Villar Mir, presidente del consejo de administración de OHL, está orgulloso de haber invertido en Brasil, México y Perú, países a los que considera estratégicos, “cuando nadie creía en ellos”, y de haber mandado que el grupo esté “fuera de cualquier promoción inmobiliaria” mucho antes del crac de 2008. “Ahora”, avisa, “estamos interesados en entrar en Colombia”.
Le siguieron Sato (1996), Huarte (1998), Lain (1999)... En total, entre 1995 y 1999 el grupo absorbió 11 constructoras que dieron origen a la actual OHL, la sexta más grande del sector.
En 2000 el grupo se reorganiza y crea OHLConcesiones, su filial de infraestructuras, con la cual sale a competir a nivel internacional. Dos años después, en pleno boom del ladrillo, el comité de dirección toma una decisión singular: dejar la construcción de viviendas y reducir la dependencia del mercado nacional invirtiendo en la concesión de carreteras de peaje en México, Brasil, Chile y Perú. Esta estrategia a contracorriente, que en su momento pareció una locura, preservó a OHL del desplome inmobiliario.
Actualmente, España solo aporta el 18% de los beneficios antes de impuestos del grupo. El 82% restante procede de sus negocios en otros 27 países de los cinco continentes. El último ejercicio, 2012, ha sido, en palabras del propio Villar Mir, “un año de récords”, porque por primera vez en su centenaria historia alcanzó los 1.000 millones de euros de beneficio neto, redujo su deuda a menos de la mitad (en un solo año pasó de 1.270 a 589 millones) y casi duplicó su patrimonio (de 1.215 a 2.135 millones).
También ha sido un año de “gran transformación”, porque la entrada de OHL Concesiones en el capital de Abertis como accionista principal (controla el 18,9% de las acciones) ha consolidado al grupo como la concesionaria de infraestructuras de transporte más grande del mundo. En el rubro de construcción tiene a su cargo obras como la ampliación del metro de Toronto, los túneles y ferrocarriles del Bósforo y el AVE La Meca-Medina.