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Tribuna
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Financiación tecnológica en el entorno actual

La coyuntura económica ha propiciado que las compañías estén experimentando unas restricciones en el acceso al crédito sin precedentes. Esta circunstancia no ha de ser óbice para que la competitividad del entramado empresarial del país se vea dañada e, incluso, para que se mantenga más firme aún. Así, para poder subsanar este cierre del grifo del crédito, es necesario que las compañías apuesten por mecanismos diferentes de financiación que les permitan mantenerse en la primera línea productiva y concentrar sus esfuerzos en aquellas cuestiones que refuercen su valor diferencial en el mercado. Y, de entre todos los elementos, destaca la decidida apuesta por el uso de la tecnología como uno de los pilares fundamentales de sus estructuras de negocio.

Las compañías no solo sobreviven o mueren por problemas en sus cifras de facturación; la gestión de caja desempeña un papel fundamental y de su adecuado equilibrio dependerá el futuro financiero de la organización. Por esto, en la coyuntura actual, cobra una nueva dimensión que los pagos de las empresas a sus proveedores tecnológicos por una solución determinada se encuentren alineados en el tiempo con aquellos momentos en los que obtienen un retorno real tras la integración de dicha solución. Y, para ello, las compañías disponen en la actualidad de una serie de modalidades alternativas de financiación, como el arrendamiento, el préstamo o el sale & leaseback, que les permitirán poder apostar por el uso de la tecnología como elemento motor de su modelo de negocio, sin por ello ver cómo esa inversión tiene una repercusión directa en la caja. La integración de estas modalidades financieras no se encuentra plenamente aceptada porque aún no se ha extendido un cambio cultural en ese sentido. Hay pequeñas y medianas empresas que dejan de efectuar inversiones en tecnología por no aceptar que esos equipos, que les van a producir un beneficio real y un ahorro, no tienen por qué tenerlos en propiedad. Si a estas indudables ventajas se le une que la opción de realizar un plan de financiación resultará más económica que, por ejemplo, efectuar el pago de forma adelantada, ¿por qué se han de disponer siempre las máquinas en propiedad? Además, al final del contrato, la empresa tendrá la opción de poder renovar el equipamiento informático, seguir obteniendo los mismos servicios y ahorros y combatir la obsolescencia tecnológica.

En el entorno actual, el peso del departamento financiero de una empresa resulta más importante que nunca. Ante la situación económica del momento, el responsable de esta área desempeña un papel vital, dado que todas las decisiones de la compañía han de contar con su supervisión.

Ningún departamento puede dar la espalda al discurso financiero y, más concretamente, al impacto que cualquier tipo de inversión pueda tener en la cuenta de resultados. Por ello, es fundamental que la planificación financiera de muchos proyectos tecnológicos que se desarrollan dentro de una empresa se realice a priori, en la toma de decisiones. Si se efectúa a posteriori puede ser demasiado tarde y ciertas cifras de la cuenta de resultados corren el riesgo de verse gravemente implicadas. Como consecuencia de esta implicación del discurso financiero en todas las áreas de negocio, los profesionales que componen la fuerza de ventas deben tener unos conocimientos firmes en torno a esta cuestión. Así, cuando estén en contacto con un cliente, podrán encauzar adecuadamente muchos detalles que en última instancia tendrán un impacto directo en las cuentas de éste. Dado el temor y el respeto que a veces suscitan este tipo de cuestiones financieras, las empresas han de asumir el reto de formar a sus profesionales comerciales en torno al tema y dotarles de las herramientas necesarias que faciliten su labor en el contacto con sus clientes.

Luis Gutiérrez-Jodra es director de IBM Global Financing

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