Emprender en España es hacer autopistas sin coches
Ya saben que la sanidad, la educación universitaria, las ayudas a investigadores, el salario de los funcionarios o las ayudas a personas dependientes son cosas prescindibles, lujos innecesarios en los que se embarcó España en la época del boom y que no podemos pagar.
Hay, por el contrario, gastos ineludibles, fundamentales para la estabilidad del país y que nos ayudarán a salir de la crisis. Gastos que no son susceptibles de regatear. Entre éstos, ocupando las prioridades de nuestro Ejecutivo, está repartir 3.500 millones de euros para avalar la deuda y evitar la quiebra de unas autopistas por las que no circulan coches.
El insulto al ciudadano que paga sus impuestos lo ha empezado a concretar el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, según el cual “es responsabilidad de todos lograr cuanto antes una solución que otorgue estabilidad al sistema de concesiones”. Según él, las causas de la quiebra de estas empresas son diversas: “Deriva de la caída del tráfico, de las expropiaciones, pero también alguna concesionaria suscribió estructuras de financiación muy agresivas que hoy se plantean como insostenibles”. Ante tales argumentos, no cabe duda de que debemos rascarnos el bolsillo.
Es una pena que, por ejemplo, por la autopista que va de Ocaña a La Roda circulen menos de 2.000 vehículos al día o por la Cartagena-Vera, apenas 1.500, según los datos del Ministerio de Fomento. Ya saben, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades hay que apretarse el cinturón, etcétera, etcétera.
No sé si estos 3.500 millones contarán como apoyo a los emprendedores. Pero, desde luego, el mensaje al empresariado, al contribuyente o al potencial inversor, es claro. Evidentemente, cuando se redactaron los pliegos de condiciones de estas autopistas se adoptaron los compromisos que, legalmente justifican este atraco. Y, precisamente, ese es el mensaje. En este país los negocios no se hacen prestando servicios y cobrando por ellos; los negocios se hacen en el BOE.