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Haruhiko Kuroda, gobernador del Banco de Japón
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

La filosofía del estímulo

En Japón, un país con unas estrictas normas de cortesía en el que es difícil ver gestos que se salgan del guión, muchos periodistas se sorprendieron al presenciar la primera rueda de prensa de Haruhiko Kuroda (Fukuoka, 1944), quien ocupa el cargo de gobernador del Banco Central del país del sol naciente desde finales de marzo. La actitud de Kuroda en aquella comparecencia fue muy diferente de la que suelen tener los grandes directivos o los políticos nipones, ya que se mostró más relajado y distendido de lo que es habitual e incluso sonrió e hizo algunos movimientos con la cabeza cuando otros ponentes tomaban la palabra. Pero su forma de actuar no restó solemnidad o seriedad a sus palabras, muy seguras y medidas. Su actitud ante los medios, sin embargo, no fue lo que más pesó a la hora de convertirse en candidato y, definitivamente, en el elegido para relevar a Masaaki Shirakawa como gobernador.

 Kuroda se puso rápidamente manos a obra tras su toma de posesión. No tardó en exponer las ideas que pensaba ejecutar al frente del organismo regulador, es decir, las políticas de expansión que siempre ha defendido públicamente y que son totalmente contrarias a las desarrolladas por la autoridad monetaria nipona en los últimos años. Y es que si por algo era conocido hasta ahora este economista era por sus críticas a las decisiones del regulador japonés. Muestra de ello son sus publicaciones, entre las que se incluyen títulos tan significativos como Éxito y fracaso en política fiscal y monetaria (2005) o El guardián de la deflación (2012), nombre despectivo que Kuroda utilizó en su libro para referirse a la institución que hoy dirige. Por este motivo, su nombramiento no dejó indiferente a nadie en el panorama económico internacional y tampoco lo hicieron sus primeras declaraciones de intenciones, en las que aseguraba que pondría en marcha las medidas expansivas que siempre había defendido. Entre ellas, se incluían la compra de deuda soberana a largo plazo por parte del Banco Central de Japón y mantener en el mínimo nivel posible los tipos de interés. Con estas y otras acciones, Haruhiko Kuroda marcó un primer objetivo: alcanzar una inflación del 2% interanual en el plazo de un par de años.

Para conseguirlo, el organismo continuará apoyando las políticas de expansión. Tras su reunión mensual, celebrada esta misma semana, el regulador emitía un comunicado en el que afirmaba que estas medidas se mantendrían “tanto tiempo como sea necesario”. El texto oficial también apuntaba que algunos indicadores empezaban a dar signos que permitían ser optimistas con respecto a las expectativas de que el país nipón vuelva a un escenario de inflación. El reto que se ha marcado Kuroda no es fácil, pero su buen hacer al frente del Banco Asiático de Desarrollo –que presidió desde 2005 y hasta principios de este año– invita a muchos al optimismo. Allí su mandato ha dejado huella por haber triplicado la base de capital de la organización y por promover el apoyo a países con problemas.

Pero la trayectoria del hoy gobernador nipón va mucho más allá de estos dos cargos que ha ostentado. Nació en el seno de una familia ligada a la diplomacia y en un principio quería ser profesor, pero por aquel entonces no imaginaba que las aulas se le quedarían pequeñas. Buen estudiante, inteligente y tranquilo, algunos de los que compartieron la educación secundaria con Haruhiko Kuroda afirmaban en declaraciones a The New York Times que en esa etapa destacaba por su inteligencia, pero no tanto por sus habilidades de liderazgo. Sin duda, el joven estudiante evolucionó en este aspecto durante su formación.

Se licenció en Derecho por la Universidad de Tokio y, tras pasar por el Ministerio de Finanzas de su país, se marchó a Oxford para completar sus estudios con un máster en Economía.

Pero al gobernador del Banco de Japón le gusta sumergirse también en libros de otra temática que poco –o quizá mucho– tiene que ver con la economía. La lectura de textos filosóficos es una de sus pasiones y algunos medios internacionales apuntan que entre sus autores predilectos se encuentra Aristóteles. Quién sabe si los sabios griegos le darán la clave a Haruhiko Kuroda para afrontar la difícil misión que le ha sido encomendada.

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