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Lo raro de Bankia es que no bajase antes

Está bien que la CNMV investigue lo que sucedido en Bankia, si es cierto unos cuantos inversores han hecho trampillas. Aunque tampoco hay que llevarse a engaño. Puede quedar muy bien atacar al especulador, pero suya no será la culpa de la caída en desgracia de Bankia y de las severas pérdidas sufridas por los preferentistas.

Lo que sugieren algunos operadores (y tiene todo el sentido del mundo) es que algunos grandes inversores que tienen preferentes han vendido las acciones derivadas del canje antes de tenerlas, una operativa que no es legal en España (sí en otros países) y que se llama venta en descubierto. Dan hoy la orden de venta sabiendo que la operación no se registra hasta el martes que viene, que es cuando reciben las acciones nuevas a cambio de las preferentes. De este modo venden en una situación más favorable que el citado día 28, cuando la avalancha de papel hará, presumiblemente, que sea complicado vender títulos.

Ahora bien, aunque alguien se haya beneficiado de modo irregular, de cara al pequeño inversor la cosa cambia poco. Si acaso, se adelanta un desplome anunciado y, como muchísimo, se agudiza el sentimiento negativo sobre Bankia.

Los números son, en todo caso, tozudos. Ayer se vendieron casi 50 millones de acciones sobre un capital flotante de 20 millones (de los que solo 12 cotizan en Bolsa). Pero los inversores institucionales recibirán 2.000 millones de euros en acciones de Bankia el martes, lo que más o menos (teniendo en cuenta la quieta) supone unos 1. 000 millones de acciones. En otras palabras, suponiendo que todo el que vendió acciones ayer lo hizo en descubierto, aun así la “avalancha de papel” de ayer es el 5% de las acciones que van a recibir los grandes inversores.

Los pequeños inversores, por su parte, recibirán otros 2.500 millones de acciones. Es decir, habrá 3.500 millones de acciones nuevas disponibles para la venta sobre un capital flotante actual de 50 millones de títulos. Eso, sin tener en cuenta la inyección de dinero público, que se supone no son títulos que se venderán en el mercado pero que lleva el total de acciones nuevas a más de 11.000.

Por resumir, yo puedo entender que alguien quiera esquivar o regatear la legalidad para vender antes de tiempo, y la CNMV debe hacer su trabajo. Lo que no entiendo, lo que no me entra en la cabeza, es cómo ha tardado tanto en llegar un desplome que era evidente. Y no porque lo diga yo: Casi nadie ha acudido a la ampliación de capital de Bankia a 1,352 euros por acción; el último día de cotización de los derechos, éstos se compraban a 0,01 euros (porque la Bolsa no deja que nada valga menos de un céntimo). El derecho permitía comprar a 1,352 acciones que valían, aquel día, más de cuatro euros. Aun así, prácticamente nadie compró, porque todos sabían lo que venía.

Entonces, ¿cuánto vale Bankia? Ni idea. Si aplicamos a Bankia las valoraciones que tienen otras entidades financieras, como Popular, Sabadell o Bankinter, en relación a su valor en libros, Bankia debería rondar los 0,4 o 0,5 euros por acción (y dichas entidades tienen, digamos, mejor imagen que Bankia). Con que a una pequeña parte como a los inversores enfadados con sus preferentes les dé por vender, los potenciales compradores podrán adquirir títulos a precios de ganga. Por eso, a mí, lo que me ha llamado la atención no es lo que sucedió ayer (siempre hay alguien que se pasa de listo), sino lo que ha pasado en las dos últimas semanas. Quién demonios compraba cuando Bankia rondaba los 10 euros.

Y, sí, el preferentista sufrirá grandes pérdidas. Pero no por culpa de los operadores que se han pasado de listillos, sino porque la misma Bankia le colocó un producto tóxico. 

Música contra la crisis. Albert King, Born under a bad sign

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