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Apple y la deslocalización fiscal

El propio éxito de Apple, tanto a la hora de hacer teléfonos y demás como de esquivar el pago de impuestos, ha derivado en una situación bien curiosa. La empresa está, literalmente, forrada, pero no quiere tocar el cofre del el dinero, porque está inmovilizado en las filiales. Y, si lo moviliza, tiene que pagar impuestos, cosa que no quiere.

Ahora, como Apple tiene unos 100.000 millones de dólares (76.000 millones de euros) en sus filiales extranjeras, y es ciertamente difícil gastar o invertir semejante cantidad, la empresa ha optado por el reparto de beneficio entre sus accionistas. Cosa lógica. En lugar de mediante el dividendo, lo hace mediante la recompra de acciones, una práctica muy habitual en Estados Unidos.

Lo curioso es que Apple no tocará un duro de esos 100.000 millones. Al contrario, parte de los 55.000 millones que se gastará en recompras los pedirá prestados. Para recomprar acciones con los 100.000 millones tendría que repatriar dinero, y pagar impuestos por ello, con lo que sale más barato emitir deuda para retribuir al accionista con ello. Ingeniería fiscal en estado puro, con un ahorro que puede rondar los 9.000 millones de dólares, según cálculos de Financial Times. 

El Senado de Estados Unidos ha abierto una investigación sobre estas prácticas que, sin infringir abiertamente la legalidad, sacan del radar del fisco cantidades milmillonarias. Aquí tienen el informe. Los cálculos son que la empresa ha dejado de pagar 56.000 millones en impuestos. La mayor parte del flujo de caja generado por Apple está confinado en dos filiales irlandesas.

Sobra decir que si Apple fuese una empresa española ningún parlamentario habría osado plantear en el Senado una cuestión similar. Aquí podría empezar con los ejemplos o los recordatorios sobre la tolerancia española hacia la evasión fiscal, la fungibilidad de las leyes sobre delitos económicos y las prioridades de nuestra casta dirigente pero, en fin, creo que es perder el tiempo.

Bonus número uno, este excelente artículo de Andy Robinson sobre el cantón de Zug, con 19.000 habitantes y 29.000 empresas registradas, casi todas multinacionales y sin empleados, con una tasa fiscal mínima. El truco más habitual es que estas empresas registradas en Suiza cobren desproporcionados royalties a las filiales en otros países como fórmula para vaciar la caja de éstas (que sí pagan impuestos) y, al redirigir el dinero hacia la empresa radicada en Zug. Con este y otros trucos, la filial británica de Starbucks (otra empresa cool, como Apple o Google) no declaró al fisco beneficios entre 2009 y 2012... Eso sí, a los inversores les contaba que el negocio británico iba de maravilla. 

Bonus número dos, para los que tengan más tiempo libre que yo, Taxodus, el juego de la evasión fiscal. Digo lo del tiempo libre porque, sinceramente, no he sido capaz de avanzar.

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