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Contante & Sonante

Si los bancos “no refinanciamos, las empresas se mueren”

Las cooperativas de crédito también necesitan ahora capitalizarse para sobrevivir El sector mantiene que las mayores exigencias de provisiones provocarán el cierre de las refinanciaciones

El sector financiero no gana para sustos. A finales de abril, el Banco de España enviaba a las entidades financieras una carta en la que fijaba los nuevos criterios para provisionar las refinanciaciones, una vía de oxígeno que han tenido hasta ahora las empresas, sobre todo las de mayor tamaño, para poder seguir funcionando. Los primeros cálculos vaticinan más de un disgusto para la banca por esta nueva vuelta de tuerca a las provisiones. También para las empresas, que necesitan ser refinanciadas para no asfixiarse. “Si las entidades debemos provisionar más los créditos refinanciados, cerraremos más el grifo a las refinanciaciones y sin refinanciaciones muchas empresas mueren”, sentencia un ejecutivo de un importante banco.

A este susto se suma el impacto que ha causado en círculos financieros la decisión del juez Elpidio Silva Pacheco de encarcelar y retirar el pasaporte al expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. Le acusa de varios delitos vinculados a la compra con sobreprecio del banco estadounidense City National Bank of Florida en 2008. Varias fuentes del sector están convencidas de que Blesa ha sido el primero en entrar en la cárcel en esta crisis, pero probablemente no sea el último. La lista será amplia.

Además, y pese a las declaraciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, de que la banca no necesitará más ayudas europeas, la parte más sana del sector ya ha comenzado a advertir no aportará más fondos para las entidades que consideran zombis. Eso sí, el Ministerio de Economía no ha cerrado la puerta a que sea el Tesoro el que pueda financiar a la banca débil si necesita recapitalizarse.

Y es que todo apunta a que no solo Catalunya Banc tenga que disponer de un nuevo saneamiento. Otras entidades también precisarán recapitalizarse, pero no afectará en exclusiva a esas que todo el sector tiene en la cabeza. La mancha de aceite de las necesidades de capital ha comenzado a extenderse al área de las cooperativas de crédito, que hasta ahora han estado al margen de la crisis y reestructuración por la que han transitado el resto de sus primos mayores.

Fuentes solventes aseguran que alguna que otra caja rural cuenta en su cartera con un número elevado de refinanciaciones y de ladrillo en el balance. Y la vía para recapitalizarse a través de la emisión de acciones dirigidas a sus socios o accionistas comienza a dar claros signos de fatiga. “Les pasa como les ocurrió a las cajas de ahorros cuando se inició la crisis, no pueden salir al mercado para financiarse y recapitalizarse”, consideran las mismas fuentes. No es un secreto que los nuevos criterios impuestos por el Banco de España por imperativo de Europa son una nueva vuelta de tuerca a las provisiones de la banca, pese a que el supervisor insiste en que no tendrá un gran impacto en el sector.

Cuanto más créditos refinanciados considerados sin apenas riesgo, es decir, normales, tenga una entidad más sufrirá las consecuencias de las nuevas exigencias. Y es que el Banco de España ha establecido que todas las refinanciaciones pasen a subestándar, lo que implica que aunque los créditos estén a corriente de pago deben provisionarse en un 15%. Solo en casos excepcionales se mantendrán como normales, o lo que es igual, no deberán provisionarse ya que el riesgo asumido es mínimo.

Los analistas calculan que las nuevas exigencias de capital tendrán consecuencias muy duras para varias entidades. En cuanto a otras, el impacto va a ser asumible. Pese a ello, la banca en su conjunto tendrá que restar de la cuenta de resultados una cantidad de 6.000 millones a 8.000 millones de euros para cubrir las nuevas provisiones una vez que reclasifiquen sus refinanciaciones, según los nuevos criterios.

El problema es que a estas dotaciones extras se le suman las que la banca debe hacer aún por el crecimiento de la morosidad en un ejercicio, el presente, que si no es tan malo como el anterior, en el que la banca tuvo que realizar 80.000 millones de euros en provisiones para sanear sus activos inmobiliarios por exigencia de Economía, se presenta nefasto para el negocio bancario.

El Banco de España, de hecho, considera que la banca se va a comer este año el margen de explotación con las provisiones. “Será un año difícil”, recalcó hace una semana el supervisor. Y, como es lógico, los beneficios serán escasos, cuando no nulos, o habrá presentación de números rojos.

Mientras, la banca sana ha agradecido a Luis de Guindos que haya reclamado ante Bruselas el blindaje de todos los depósitos de los clientes ante posibles nuevos rescates de bancos o Estados, fuesen estos depósitos superiores o no a la cantidad de 100.000 euros. El aspecto negativo del asunto es que la petición del titular español de Economía fue como clamar en el mismísimo desierto, ningún país secundo la iniciativa. Ante este panorama, los bancos mantienen la respiración. Y es que “el futuro es muy incierto trabajando en el sector”, bromea un banquero que intenta quitar hierro a la situación. Eso sí, asegura que “de créditos ni hablamos”.

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