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El dinero de los otros

Pase lo que pase con Miguel Blesa, su juicio hace inevitable el debate social sobre los límites que deben respetar los gestores del dinero de terceros y la responsabilidad (¿penal) que deben asumir cuando los traspasan.

"En el oficio de banquero concurren al menos dos circunstancias que lo distinguen de las demás profesiones", señalan José Luis Blanco y Ramon Girbau en el prólogo a la edición de los artículos de Louis D. Brandeis publicados bajo el título de El dinero de los demás (Ariel, 2012). "En primer lugar, la materia prima sobre la que trabajan es el dinero", añaden Blanco y Girbau, traductores también de la obra. "En segundo lugar, el banquero trabaja y se sirve del dinero que los demás ponen a su cuidado, confiriéndole así una influencia muy superior a la que resulta del mero cómputo de sus propios recursos".

Esa peligrosa peculiaridad llamó la atención de Brandeis hace nada menos que 100 años, tras una crisis financiera similar a la actual. Abogado y, después, juez del Tribunal Supremo de EE UU, Brandeis conmocionó a la opinión pública a finales de 1912 con unos artículos publicados en Harper's Weekly en los que alertaba sobre el poder acumulado por los banqueros a cuenta de los recursos de la comunidad.

"Los bancos y sus asociados (...) controlan a la gente por medio del dinero de la propia gente", escribía el influyente magistrado, con un estilo que hoy sería calificado de revolucionario. "Las cadenas que atan a la gente", concluía, "están forjadas con su propio oro".

Pero como suele ocurrir en EE UU, el abogado no era un enemigo declarado del capitalismo sino un defensor de su regulación para evitar, precisamente, que se convirtiera en un chiringuito gestionado por unos pocos en beneficio de ellos mismos.

Los artículos de Brandeis ya hablaban sobre la necesidad de limitar la retribución de los banqueros, de imponer transparencia a su actividad y de abolir la presencia cruzada en los consejos de administración de empresas y bancos. Así como de "imponer de modo radical la regla de que los bancos (...) no deben conceder ningún préstamo ni participar en ninguna transacción en la que cualquiera de sus administradores tenga un interés privado". Unas palabras que, entre otros, seguro que le dicen algo a Blesa y al antiguo presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.

Y es que a pesar del tiempo transcurrido y de la tremenda transformación y modernización del sector financiero, los artículos de Brandeis siguen resultando inquietantemente familiares. Como cuando defiende las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito, pero advierte del riesgo de que esas entidades no sean gestionadas "por la gente ni para la gente". Un peligro que, a su juicio, se materializó entonces en EE UU y que quizá explique también por qué Blesa, un siglo después, ha pasado 18 horas en prisión.

[Louis D. Brandeis, El dinero de los demás, introducción, traducción y notas de Ramon Girbau y José Luis Blanco, Barcelona, Ariel, 2012. Tit. original: Other's people Money].

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