_
_
_
_
_

Los días contados de la troika

Las dos jornadas de sesión parlamentaria (7 y 8 de mayo) han acorralado a los miembros de la troika. Y tanto la Comisión Europea como el BCE han tenido que reconocer las serias limitaciones de esa estructura, improvisada en mayo de 2010 al margen del marco legal comunitario y utilizada para rescatar a Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre. El FMI, agente externo, no compareció, pero tampoco se muestra muy satisfecho de los resultados logrados en la zona euro, a juzgar por su último informe sobre Grecia.

Entre los intervinientes, el único incauto que todavía parecía convencido de la salud de la troika fue Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo y ministro holandés de Finanzas. Quizá porque lleva menos de seis meses en el cargo.

El resto de los presentes en sala parlamentaria parecían conscientes de asistir al amortajamiento de la troika. "Nunca he visto a un enterrador tan optimista", dijo la eurodiputada del grupo liberal, Sylvie Goulard, entre sorprendida e indignada por la inconsciencia del holandés.

Marca Merkel

La troika nació el 2 de mayo de 2010 con el primer rescate de Grecia, fruto de la desconfianza de Berlín hacia la capacidad de la Comisión Europea para imponer disciplina en un país que había burlado todos los controles comunitarios.

La fórmula se completó una semana después con un fondo de rescate al margen del presupuesto comunitario, hijo también de la reticencia de Berlín hacia Bruselas y de su temor a cualquier atisbo de mutualización de la deuda.

La presencia del Fondo Monetario Internacional y el aval de cada país al fondo (sin riesgo compartido) permitió al Gobierno de Angela Merkel demostrar a sus votantes que el rescate griego solo era un préstamo internacional (como el de Indonesia o Argentina) sin mayores consecuencias políticas ni presupuestarias.

Las primeras fisuras aparecieron un año después, con el fracaso del primer rescate de Grecia y la necesidad de crear un fondo de rescate permanente (todavía al margen de la UE, por empeño de Berlín). La interminable recesión de Portugal y la impagable deuda de Irlanda contribuyeron también a minar la credibilidad de una troika nacida con los días contados.

Los sucesivos experimentos permitieron al menos estabilizar la zona euro y sentar la bases de una estructura (Tesoro, gobierno económico, unión bancaria) que empieza a emerger.

Pero los signos de agotamiento eran evidentes. Y en la madrugada del 15 de marzo de 2013, la troika se hundió en el rescate aparentemente más sencillo: el de una pequeña isla en los confines orientales del Mediterráneo que necesitaba 17.000 millones de euros. Para ahorrarse un poco menos de la mitad (o sea, el 0,07% del PIB de la zona euro), la troika aceptó imponer una tasa a todos los depósitos bancarios. Ahí empezó el principio de su final.

Obituario

La moribunda troika deja la zona euro cubierta con unas cicatrices financieras inconcebibles en Europa occidental hasta hace poco. En su haber, reestructuración de la deuda pública (en Grecia), corralito (en Chipre) y fuga de capitales (en la periferia).

Pero su daño más duradero y peligroso ha sido convertir una operación de solidaridad en un mero balance entre acreedores y deudores. Y colocar una puerta giratoria en la zona euro por la que cada pocos meses pasa algún país sin saber exactamente por qué lado de la Unión monetaria saldrá.

Como consecuencia, la moneda de 300 millones de europeos corre el riesgo de transformarse en una mera unidad contable tan efímera como el ecu o tan virtual como el bitcoin.

El comisario europeo de Economía, Olli Rehn, admitió que la fórmula está agotada. Y urgió a los socios del euro a completar la Unión Monetaria y comunitarizar los instrumentos anti-crisis como el fondo de rescate. "¿Cómo diablos es posible que en el FMI puedan decidir con el 85% de los votos y en la zona euro todavía tengamos que estar sujetos a la unanimidad?", se sublevó el impasible finlandés.

El representante del BCE, Jörg Asmussen, corroboraba a regañadientes. Pero pidió tiempo para llevar a cabo la comunitarización de los rescates, porque a su juicio sería peligroso prescindir de la troika en mitad de la crisis. "El miedo es una jaula", cantan los Ska-P.

Y añade el grupo que más vale "dejar de sonreír a quien te hace daño". Así que, mejor ir escribiendo el obituario de un tridente que esta semana ha empezado a saldar cuentas políticas. Pero a la que esperan facturas tan inusitadas como la de Chipre, que ya pide compensación por las inversiones de sus bancos en la deuda griega, alentadas por un BCE que negó más de tres veces la posibilidad de una quita en bonos de la zona euro.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_