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Rubalcaba pide el rescate para España

El líder del Partido Socialista sigue fiel a los principios de su partido, y ha presentado un programa económico de emergencia que supone, en la práctica, pedir el rescate de España. Además de reincidir en el gasto público como instrumento único de política económica con un Plan R, a la manera del celebrado Plan E de Zapatero, quiere gastar 30.000 millones de los disponibles virtualmente para el rescate bancario en mantener empleos artificiales. Si se aplicase su plan, Epaña debería al fondo de rescate no 40.000 millones, sino 70.000, y la deuda subiría de un solo golpe 3 puntos de PIB.

Los más preocupante del planteamiento del Partido Socialista es la más absoluta falta de autocrítica con los errores del pasado, y por lo que el electorado le da la espalda cada vez de forma más preocupante, puesto que no hay ni un solo atisbo de rectificación en la política económica que ha resultado disolvente en casi toda Europa, cual es la de darle a la manivela de la deuda para que sean nuestros hijos y nuestros nietos los que paguen nuestras fiesta de falso progreso.

El Partido Socialista no puede seguir aferrado al gasto público como pivote de la política económica, porque supondría quebrar al Estado dos veces en una sola década. España tiene un nivel de deuda pública que empieza a ser preocupante, aunque determinados economistas y políticos la consideren normal. Con el aparato productivo que tiene España, los umbrales actuales son ya preocupantes, y la deuda pública es la variable que más hay que cuidar, y eso solo se consigue controlando el gasto público, puesto que el armamento de los impuestos se ha convertido en munición de destrucción masiva para la confianza, el consumo y la inversión.

Si el señor Rubalcaba y su equipo económico han pensado un poco en lo que han propuesto el pasado fin de semana, deberían saber que tal receta supone la vuelta al mismo plan de Zapatero en 2008 y 2009, con un Plan E que lustró las aceras y parques de media España para mantener artificalmente unos cuantos miles de empleos de quienes habían abandonado el tajo de la construcción residencial. El Plan E elevó notablemente la deuda, generó una ilusa imagen de resistencia a la crisis, retrasó la solución a los problemas reales del país, y encareció la factura, hasta llevar a España cerca del rescate por parte de los socios europeos.

El Plan R del PSOE postZapatero es parecido, pero mucho más grave, aunque también inofensivo. Parecido por la cuantía; grave porque España está en una situación problemática y demuestra que la oposición tiene pocas cosas en la cabeza para sacar al país de donde está; e inofensivo, porque desde la oposición se puede predicar cuanto se quiera, porque no se pondrá en marcha, e inofensivo proque la Unión Europea impediría semejante calamidad aunque el propio Gobierno comprase, que no comprará, la ocurrencia a Rubalcaba. Qué curioso, que esto surja tres años justos después de que Zapatero descubrierá en qué mundo vivía y empezara a atajar la riada de gasto público.

El Plan de Rubalcaba, con 30.000 millones para pagar las hipotecas a una parte de la gente que las tiene contratadas y no puede atender sus obligaciones y para sostener empleos artificialmente (en Alemania no fue como él dice, es otra cosa), supone elevar tres puntos la deuda, y tres puntos el déficit, aunque no sean en un solo año. En definitiva, quiere llevar el déficit otra vez al 10% del PIB, y adquirir deuda por 30.000 millones, como si estuviéramos en 2006 y los mercados creyeran en nosotros.

Pero lo realmente peligroso es de dónde quiere sacarlos, a sabiendas de que el mercado, aunque ha mejorado las ratios financieras y la consideración de España, no nos prestaría ese dinero. Quiere sacarlo del paquete de 100.000 millones que España tiene para su rescate financiero, y del que solo ha utilizado 40.000 millones. Lo que quiere Rubalcaba es pedir el rescate total de España solo por 30.000 millones. El rescate bancario, no fue gratis: el memorando de entendimiento fue una cosa muy seria, que entre otras cosas está reteniendo la concesión de crédito. Imagínese como setría el MoU de un rescate total, por tan poco dinero y para algo tan simple como seguir retrasando la solución del problema.

El Estado no está ya para rescatar a nadie, no queda otro remedio que el rescate de la actividad desde la economía privada, y el Estado debe dedicarse exclusivamente a pequeños alivios, con el permiso de nuestros fiadores políticos (Unión Europea) y financieros (el mercado).

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