El relevo de confianza
Ser el número dos en cualquier parte suele implicar tener una muy buena relación con el número uno, y la dirección del Banco Santander no es una excepción. El nuevo consejero delegado de la entidad, Javier Marín (Madrid, 1966), ejerció como secretario personal del presidente Emilio Botín durante cuatro años. En ese tiempo, la confianza entre ambos se afianzó y ha perdurado hasta culminar con el reciente nombramiento de Marín.
Esta misma semana se conocía la dimisión de Alfredo Sáenz (71 años), que hasta ahora ocupaba el cargo de consejero delegado, y el nombre de su sustituto. Una decisión que marca, para muchos, la intención de reforzar el relevo generacional en el que Javier Marín ejercería de avanzadilla de primerísimo nivel.
El elegido tiene una muy buena relación con Emilio Botín y también con su hija Ana Patricia Botín. Y es que sus familias han estado estrechamente unidas desde hace años. El padre de Marín ya ejerció como secretario de don Emilio Botín Sanz de Sautuola López, padre del actual presidente de la entidad, y su hermana también trabajó durante un tiempo en el gabinete de Ana Patricia Botín.
Pero la llegada de Javier Marín a lo alto de la entidad financiera más importante de España no se ha producido como fruto de esta relación. Ni mucho menos. Su nombramiento ha estado precedido de más de veinte años de carrera en los despachos, en las tripas, del Santander. Se licenció en Derecho y Empresariales en la Universidad Pontificia de Comillas, bajo la dirección de los jesuitas, y en 1991 entró en el departamento de asesoría jurídica internacional del banco, que prácticamente le ha visto crecer y en el que ha vivido la gran expansión, tanto a nivel nacional como internacional. Cuatro años más tarde, accedió a la secretaría técnica del presidente y en 1999 empezó a asumir nuevas e importantes responsabilidades.
Entre los cargos que Marín ha ostentado se encuentran el de director general de Banco Santander Negocios o el de consejero delegado del banco de inversión Banif. En los últimos años, el joven directivo era el máximo responsable de gestión de activos, banca privada y seguros del grupo, lo que ha hecho que en los círculos financieros se le haya puesto como único pero su falta de experiencia en banca comercial, una de las partes más importante del negocio del Santander.
Sin embargo, Javier Marín ha cosechado un gran número de logros profesionales, tanto de carácter nacional –llevó a cabo, por ejemplo, la integración de Banif– como internacional. Además, sí que ha tenido trato directo con clientes, aunque haya sido con aquellos que disponían de patrimonios medio-altos. En el terreno personal, huelga decir que es una persona muy discreta, ya que sus apariciones en los medios de comunicación han sido prácticamente inexistentes hasta que esta semana se convirtiera en uno de los personajes más buscados de la actualidad. Quienes lo conocen destacan asimismo su sencillez, y de entre sus aficiones resaltan una que comparte con Emilio Botín: el golf. La caza también se inscribe dentro de sus actividades favoritas a la hora de invertir el tiempo libre. En los círculos cercanos a Botín y Marín cuentan que la destreza de este con el inglés también fue en los inicios una de las cualidades en las que se fijó el presidente del Santander para nombrarlo su mano derecha.
En definitiva, su vida ha discurrido en paralelo a su trabajo en el banco. Casado y padre de familia, los que conviven con él han tenido que vivir de cerca la simbiosis de Marín con la entidad.
El mayor reto al que se enfrenta ahora el que fuera el secretario predilecto de Emilio Botín es ejercer como coordinador en una entidad que ha reorganizado recientemente sus principales áreas. Puede que esa labor sea una de las características destacadas de su mandato, en contraste con el perfil de su predecesor, que resultó ser más agresivo de cara al exterior. El anuncio de su elección fue una sorpresa para el mercado, ya que se esperaba que la dirección del banco se decantara por otras opciones más veteranas, como alguno de los hermanos Rodríguez Inciarte. Pero el número dos favorito del número uno del Santander se ha abierto camino para consolidar el comentado relevo generacional, que va abriéndose camino en el primer banco de la zona euro paso a paso.