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Luis Solana Madariaga
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Mucho más que un nombre

Luis Solana Madariaga.
Luis Solana Madariaga.Hogue

Llevar unos apellidos reconocidos supone para algunas personas una ventaja, mientras que para otras representa una cruz. Pero, al fin y al cabo, es la personalidad y la trayectoria de cada uno lo que marca la diferencia. Así, Luis Solana Madariaga (Madrid, 1935) ha conseguido que sus apellidos lo acompañen pero no le hagan sombra. Y es que este directivo y político es hermano de Javier Solana –que fue ministro, secretario general de la OTAN y Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común– y sobrino nieto del escritor y diplomático Salvador de Madariaga. Sin embargo, su lista de cargos no tiene nada que envidiar a la de sus familiares ya que ha ejercido, entre otras muchas funciones, como presidente de Telefónica y director general de RTVE.

A sus 77 años, Solana parece no tener intención de jubilarse. Esta misma semana ha sido nombrado presidente de Wayra, el programa de apoyo a la creación de nuevas empresas tecnológicas impulsado por Telefónica. Con ello, este empresario vuelve a la compañía que ayudó a modernizar e internacionalizar durante su mandato en los primeros gobiernos del PSOE.

Se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y estudió economía de empresa en Londres y París. En una España todavía gobernada por la dictadura, Solana participó en numerosas actividades contra el régimen de Franco que le costaron dos años en la cárcel. Fue condenado por haber colaborado en la creación de la Agrupación Socialista Universitaria, una organización que tenía voluntad de vincularse con el Partido Socialista, al que el directivo siempre ha estado siempre ligado.

Dejando sus andanzas políticas a un lado, en su trayectoria empresarial se acumulan los méritos. Comenzó trabajando en Banco Urquijo, donde conoció a César Alierta –actual presidente de Telefónica– y en el que llegó a ser subdirector general. Posteriormente fundó, junto con algunos socios, la que consiguió convertirse una de las gestoras de patrimonio más importantes del país: Serfibán. Tras abandonar la presidencia de la compañía de telecomunicaciones y la dirección de la radiotelevisión pública regresó a la actividad empresarial privada con la puesta en marcha de Graminsa, una compañía de capital riesgo con una función similar a la de la Academia Wayra: fomentar el nacimiento de empresas en el sector de las nuevas tecnologías.

Por si fuera poco, a la actividad política y empresarial de Luis Solana se suma una tercera: su relación con el ejército. Antes de llegar a prisión en 1959 fue juzgado por un tribunal militar, ya que se encontraba haciendo un curso de alférez en las Milicias Universitarias cuando fue detenido. Después de abandonar la cárcel se le retiró el grado de sargento que ostentaba y se vio obligado a repetir el servicio militar. A pesar de ello, siempre ha mantenido un trato muy estrecho con estas instituciones y ha sido galardonado recientemente con el premio Defensa de periodismo. También fue elegido Presidente del Observatorio Europeo de Seguridad y Defensa y se le impuso la Gran Cruz al Mérito Naval. El tema bélico es también el hilo conductor de su novela: Rota ha entrado en guerra.

Pese a tener tantas ocupaciones, Luis Solana encontró tiempo para formar una familia. Su reconocible apellido caracteriza también a su esposa, Leonor Pérez Pita, que es conocida como Cuca Solana y que ha sido directora de la pasarela Cibeles durante más de dos décadas. Y entre la política, el mundo empresarial, el militar y el de la moda han crecido sus dos hijos y ahora lo hacen sus nietos.

Sus conocidos destacan lo próximo que ha estado siempre Luis Solana al PSOE y su estrecho trato con los sindicatos, en especial con UGT. Además, subrayan que es una persona muy activa. Prueba de ello es que continúa escribiendo artículos de opinión en diversos medios de comunicación y tiene su propio blog.

Preocupado siempre por la innovación y la tecnología –impulsó el embrión de la telefonía móvil en España a finales de los 80–, tendrá la oportunidad de continuar en contacto con las últimas novedades en este campo gracias a los emprendedores de Wayra y también al proyecto Think Big, otro programa que impulsa la compañía para apoyar la innovación y facilitar el camino a jóvenes a nivel europeo. Su incorporación supone su vuelta a Telefónica, una relación que resultó próspera en el pasado y que puede dar todavía muchos frutos.

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