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Dinero débil y reformas blandas.

El Banco de Japón inició ayer, con la compra de 1,2 Bill. ¥ (casi 9.400 Mill.€) de bonos de deuda pública, su nuevo programa de estímulo centrado en inyectar liquidez a los mercados financieros y acabar con la deflación. Este programa forma parte de las medidas de estímulo económico anunciadas el pasado jueves. El Banco de Japón comprará este mes, y en un total de cinco operaciones, 6,2 Bill.¥ (48.500 Mill.€) de bonos de deuda nipones con vencimiento a más de 5 años. El plan pretende duplicar la base monetaria en tan solo dos años mediante la compra de deuda pública y de activos financieros de mayor riesgo, con el objetivo de lograr que la inflación sea del 2% interanual en un plazo no superior a los dos años. Ayer trascendió que para el próximo mes, el Banco de Japón planea comprar 7,44 Bill.¥ (58.200 Mill.€) en bonos del Estado, en un total de seis operaciones. El Nikkei ha acompañado con fuertes subidas las medidas del Banco de Japón y el JPY se ha depreciado de manera intensa en los últimos días hasta alcanzar los 97 USD/JPY y los 128 EUR/JPY.

Por otro lado, continúan las reacciones al débil dato de empleo de marzo en los EEUU. Pianalto (Presidenta del FED de Cleveland) lo calificó de decepcionante aunque indicó que habrá que ver más datos para llegar a una conclusión. Culpó, como era de esperar, a la incertidumbre económica a la que calificó de freno a la recuperación. Sin embargo, indicó que el FED podría desacelerar su programa de compra de bonos y aun así proporcionar un considerable estímulo a la economía ya que "...podría ayudar a minimizar los potenciales riesgos asociados a nuestro balance" (en "niveles ya abultados").

Por último, Rajoy, reclamó ayer a la UE que se plantee la necesidad de aumentar las competencias del BCE (eufemismo de "que imprima papelitos") para equipararlas a las de otras entidades como el FED, el Banco de Inglaterra o el de Japón, ante la evolución de la situación en la UME y la decisión del Tribunal Constitucional de Portugal de anular algunos de los ajustes aprobados por el Gobierno luso.

Después de cinco años de experimento financiero, y varios intentos reducir el nivel de endeudamiento a través de la monetización y la represión financiera, no solo los bancos centrales no han logrado su objetivo sino que además ahora se deben enfrentar a una economía cada vez más débil. Parece ser ahora que la solución es aumentar la dosis: más monetización y más represión financiera. El BCE se ha resistido a ello dado que sabe que la estrategia de dinero débil, no es más que una excusa para aplicar reformas blandas, posponerlas “sine die” o mejor: no hacerlas. Su opción es clara: dinero fuerte y reformas ambiciosas. Lejos de significar ello una revalorización de su divisa, el mercado se empeña en que debería ocurrir lo contrario. ¿Quién tendrá la razón?

Curioso que todo ello coincida con la muerte ayer de un ex-dirigente político cuya mayor virtud, por encima de ideologías y otras consideraciones, fue la tener fuertes convicciones que las puso por encima de la búsqueda de consensos. Su tiempo se lo exigía.

Igual, en lo básico, nuestro tiempo no se diferencia mucho del suyo.

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