Hay cariños que matan
El Gobierno del PP y, en general, todos los gabinetes tratan de escuchar y atender las peticiones que unos y otros sectores les hacen llegar. Pero claro, ese cariño, entendido como apoyo institucional o cambios legislativos, que deben repartir entre todos parece que nunca llega de forma equitativa. Valgan como muestra dos ejemplos. Mientras Fomento admite que la mayor parte de sus esfuerzos inversores deben ir al ferrocarril, la carretera lamenta el abandono que sufre como consecuencia de los ajustes.
Y la construcción se queja de ser la gran olvidada en comparación al automóvil. Frente a la negativa de Rajoy a abordar más ayudas al ladrillo, el presidente ha convocado una cumbre automovilística el 10 de mayo. Ya se sabe que no se quiere a todos los hijos por igual pero, al menos, tiene que parecerlo.