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Salón Ginebra

Entre uno y tres millones de euros

A mediados de los años ochenta se produjo el llamado boom de los supercoches, cuando varias marcas se decidieron a lanzar deportivos más rápidos y caros que nunca. En 1986, Porsche sorprendió al mundo con el 959, de 450 CV y tracción total. Un año después Ferrari lanzó el F40. Ambos rondaban los 50 millones de pesetas. Bugatti renació en 1991 con el EB110, equipado con cuatro turbos, y dos años después Jaguar puso a la venta el XJ 220, por el que había que pagar 403.000 libras (463.000 euros al cambio actual). El mejor de todos ellos, el McLaren F1, se fabricó entre 1993 y 1997. Solo se produjeron 106 unidades, 64 de calle y el resto de competición, y costaba 100 millones de pesetas. 

Demanda récord

Hoy la coyuntura económica mundial es muy diferente, pero las marcas siguen confiando en que hay clientes para coches más y más caros. De hecho, durante 2012 tanto Ferrari como Lamborghini aumentaron sus ventas. La primera alcanzó las 7.318 unidades vendidas (+4,5%), mientras que la segunda comercializó 2.083 unidades (+30%). Curiosamente, donde más cayeron las ventas de Ferrari fue en su propio mercado, con 248 unidades, un 56% menos. El mercado global en Italia bajó un 19,9% respecto a 2011, y el descenso de Ferrari, Maserati o Lamborghini tiene una causa muy concreta. Además del aumento de impuestos, la Guardia di Finanza emprendió lo que algunos han llamado “caza de brujas”, parando a los conductores de los coches más caros y analizando su situación fiscal.

En el reciente salón de Ginebra se presentaron varios modelos que costarán más de un millón de euros. El gran protagonista fue el Ferrari LaFerrari, cuyo extraño nombre explica el presidente Luca di Montezemolo: “Creemos que es el máximo exponente de lo que significa nuestra empresa. Es inigualable en diseño, tecnología y aerodinámica. Hemos hecho un fórmula 1 para la calle, con una tecnología única”. El gran protagonista es su grupo motopropulsor, que utiliza un sistema Kers similar al de los monoplazas de F1. Lleva un V12 de 6.2 litros y 800 CV de potencia, combinado con un motor eléctrico de 163 CV. Con ello es capaz de alcanzar los 200 km/h en menos de siete segundos y los 100 km/h en menos de tres segundos. A diferencia de lo que ocurre con el Porsche 918 (de próximo lanzamiento) o el McLaren P1, el LaFerrari no podrá funcionar únicamente en modo eléctrico. No obstante, y previendo futuras necesidades, el sistema ha sido diseñado para que, con algunas modificaciones, pudiera rodar solo con electricidad durante algunos kilómetros. Solo se producirán 499 unidades y cada una costará aproximadamente 1,2 millones de euros. Comprarlo será un buen negocio, si tenemos en cuenta lo que ha pasado con su antecesor; del Enzo de 2002 se fabricaron 400 coches a unos 600.000 euros cada uno y ya se cotizan por encima del millón.

Mucho más difícil todavía será cruzarse con un Lamborghini Veneno. Solo se fabricarán tres unidades que ya están asignadas, a tres millones de euros cada una. Como casi todos los Lamborghini, su peculiar nombre viene del mundo de la tauromaquia. Veneno era un toro bravo que mató de una cornada al torero José Sánchez Rodríguez en el año 1914. Básicamente es un Aventador recarrozado y con un uso masivo de la fibra de carbono, con lo que pesa 125 kilos menos que el coche del que deriva. Con 750 CV y 355 km/h de velocidad punta, el Veneno alcanza los 100 km/h en 2,8 segundos.

Nuevo McLaren P1

El tercer superdeportivo en discordia, con un nivel tecnológico solo comparable con el LaFerrari, es el McLaren P1. McLaren ya había anunciado que para alcanzar su objetivo de 900 CV no iba a necesitar un motor V12. De este modo, un V8 derivado del que usan en MP4-12C encuentra su alojo en el vano motor del P1. Con 3.8 litros de cilindrada y dos turbos, alcanza más de 737 CV, a los que se unen los 179 CV del motor eléctrico para totalizar 916 CV y más de 1.000 newtons por metro de par motor. La importante novedad es que este coche recarga sus baterías de 96 kilos en dos horas para recorrer entre 10 y 20 kilómetros en modo cero emisiones. La marca fabricará 375 unidades a más de un millón de euros la pieza.

Ya a un nivel relativamente asequible se sitúa el nuevo Alfa 4C, que, como el LaFerrari o el P1, emplea un bastidor de fibra de carbono para asegurar la máxima ligereza sin perder rigidez. Pesa únicamente 895 kilos. Mide solo 4 metros de largo (como un Fiat Punto o un Renault Clio) y lleva un 4 cilindros turbo de 1.8 litros y 240 CV, colocado detrás del conductor. Costará 62.300 euros.

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