Navantia ya está en condiciones de empezar a "cortar chapa" para Pemex
El contrato supondrá 1.5 millones de horas de trabajo, dos años y medio
En comparecencia en la Comisión de Hacienda del Congreso, Aguirre ha insistido en que los contratos con la empresa mexicana “existen” y que, desde su firma el pasado mes de octubre, el consejero delegado de Navantia ha visitado México, en cinco ocasiones para “perfeccionar su entrada en vigor”.
Además, ha afirmado que la empresa española ya cumple con todas las exigencias estipuladas y también ha aportado ya los avales técnicos y bancarios para poder avanzar en la implementación del contrato, que supondrá 1,5 millones de horas de trabajo, equivalentes a dos años y medio (31 meses), en el astillero de Ferrol.
“Puedo anunciar, sin vulnerar la cláusula de confidencialidad, que las tres cláusulas de cumplimiento de Navantia están ya coronadas y fueron hechas a satisfacción del armador antes del 31 de diciembre. Hemos presentado el cumplimiento de las cláusulas de entrada en vigor, y los avales técnicos y bancarios”, ha insistido.
Preguntado posteriormente por el calendario que se baraja para la puesta en marcha de los contratos, Aguirre ha señalado que “uno de los problemas de hablar de contratos internacionales es que se negocian con administraciones de otra nacionalidad” por lo que “hacer una previsión para determinar en qué mes” empezarán los trabajos supondría “interrumpir unas conversaciones que caminan a buen ritmo”. “Pero, desde luego, este año estaremos cortando chapa en las gradas de los astilleros”, ha apostillado.
Anticipando posibles críticas por el tiempo transcurrido sin que estos contratos se hayan materializado, Aguirre ha recordado que “los contratos internacionales tienen una gran dificultad” y que requieren “prudencia, diplomacia y un respeto profundo a los calendarios políticos de otros países”.
No obstante, Aguirre ha confiado en que este contrato “generará muchísima estabilidad en las plantillas de Navantia” y constituirá “una ventana de oportunidad para la ampliación de nuevos pedidos de Pemex a Navantia”. Pero, además, “ayudará a fortalecer el periodo de tránsito hasta que nuevamente el Ministerio de Defensa tenga capacidad de compra”. “Ésos son los tres pilares para salir a flote de una situación difícil que queremos evitar se convierta en crítica”, ha añadido.
Los contratos con Pemex prevén la construcción de dos buques hotel en los astilleros gallegos de Barreras y Navantia Ferrol. Su firma fue anunciada en plena campaña electoral autonómica de Galicia, lo que fue muy criticado por los partidos de la oposición, que acusaron al
Inviable por ser un 50% más cara que los asiáticos
Aguirre ha asegurado que “encontró a la compañía Navantia en una situación de partida bastante difícil y complicada que en caso de no corregirse, podría llegar a ser crítica, lo que provocaría tener que apelar a financiación externa y a una posible reestructuración patrimonial”.
En este mismo sentido, el presidente de SEPI ha alertado que Navantia actualmente operaba en el mercado con unos precios un 15% superiores al de sus principales competidores, y hasta un 50% por encima de los precios que ofertan los países asiáticos.
Ante esta situación, Aguirre ha desvelado la puesta en marcha por parte de Navantia de un Plan de Competitividad y Viabilidad que está sirviendo para evitar entrar en esta situación crítica provocada por la subactividad ante la falta de pedidos y de carga de trabajo durante los últimos siete años.
En lo que a la viabilidad se refiere, el plan contempla diversas medidas como la reorganización orgánica de la empresa, la fortaleza de la unidad comercial – que ha triplicado el número de efectivos -, o la apertura de diversas oficinas comerciales estables en el exterior
Además, y con la clara vocación de lograr potenciar la competitividad de la empresa, esta iniciativa supone la recuperación de actividades “abandonadas” a través de la diversificación y la ampliación a nuevas líneas de negocio, con la Armada española, o la apuesta renovada por el sector civil y el eólico.
Para terminar, incluye la negociación de un nuevo convenio colectivo que busque la estabilidad de los puestos de trabajo pero que asuma la situación crítica que atraviesa la empresa.