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Tribuna
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El BCN Mobile World Congress sigue

La celebración del BCN Mobile World Congress ha supuesto estos días para el Área Metropolitana de Barcelona una inyección de actividad económica, de innovación y también de empleo: 72.000 visitantes, 100% ocupación hotelera, 320 millones de euros y probablemente cerca de 7.500 contratos temporales. Un importante y valioso canal de riego, que ha estado en funcionamiento durante 4 días y que ha provisto de agua un terreno muy seco.

Pero más allá del beneficio inmediato del Congreso, del que seguramente sólo disfrutarán unos cuantos, más allá de las suculentas cifras del aquí y ahora y más allá de la atención mediática y fugaz de lo inmediato, la oportunidad que representa la capitalidad del BCN Mobile World Congress resulta extraordinariamente sugerente, si la sabemos leer con atención y, sobre todo, si la gestionamos con visión, con ambición y con ágil y certera capacidad operativa.

En su informe del 2010, el Centro europeo para el desarrollo de la formación profesional (Cedefop) señalaba que en los próximos 7 años se producirá la destrucción de aproximadamente 12 millones de puestos de trabajos en los que se desarrollan competencias profesionales básicas y no actualizadas. Por el contrario, se crearán aproximadamente 19,5 millones de puestos de trabajo, vinculados a los cambios en las estructuras industriales y a los procesos de innovación del sector servicios en conjunción con los cambios tecnológicos.

"Es un proyecto estratégico, transversal y permanente, del que debería hacerse partícipe a todos”

Dicho de otra forma, muchos de los dispositivos tecnológicos y de las soluciones de software que durante estos días se han mostrado en el Congreso, están transformando de manera radical la actividad de nuestras empresas, incluso de las más tradicionales, generando nuevas profesiones, potenciando otras o haciendo desaparecer las que no consigan adaptarse a este nuevo entorno. En este proceso de cambio, que ya han experimentado algunos sectores, las TIC han pasado a formar parte de la definición de la estrategia de las organizaciones, de manera que ya no pueden considerarse como un sector aislado, ni una actividad auxiliar de la cadena de valor, sino que forman parte inherente de la actividad empresarial en sí misma. Ello trae como consecuencia la aparición de nuevas oportunidades de empleo en ámbitos intensivos en conocimiento, que requieren necesariamente la contratación de personas y, por tanto, de las que se pueden beneficiar muchas de las que actualmente se encuentran desempleadas, si somos capaces de formarlas, adaptarlas competencialmente para estas nuevas necesidades y potenciamos procesos de movilidad funcional y promoción vinculadas al desarrollo profesional.

Nos estamos refiriendo, entre otras, a profesiones como desarrolladores de Apps para smartphones, diseñadores gráficos para entornos digitales, desarrolladores multimedia, programadores y probadores de videojuegos, técnicos en experiencia de usuarios, community managers, expertos en marketing digital o consultores y analistas de negocio, todas ellas con niveles de formación previa muy diversos y con itinerarios de transición desde profesiones tradicionales claramente asumibles. En este entorno, si bien las grandes empresas del sector tienen un papel de reactivación importante, el gran potencial está en aquéllas que complementan sus productos o servicios, implementando o adaptándolos a las necesidades de los clientes finales. Este ecosistema, con empresas mucho más pequeñas en cuanto a volumen y empleados, son más ágiles, polivalentes y, además, tienen la capacidad de transformarse más rápidamente. El empleo que generan es más especializado, de manera que son empresas claramente a fomentar, si bien con la visión a medio plazo de que adquieran una mayor tamaño o que colaboren en red con otras, lo que les permitirá competir en el mercado internacional.

Con esta perspectiva, el BCN Mobile World Congress no puede ser percibido como un espacio elitista en el que conocer los nuevos gadgets, ni puede quedarse en mera inyección económica para la ciudad. Es un proyecto estratégico, transversal y permanente del que debería hacerse partícipe a todos, porque es un motor de transformación tanto para las empresas como para la población activa, ocupada o desempleada. Ahora empieza el reto de alinear las políticas de emprendizaje, formación y capacitación y el de pensar nuevas actividades para integrar y coordinar las actuaciones de poderes públicos y agentes privados de modo que el canal de riego siga fluyendo.

Josep Lluís Cano y Esther Sánchez Torres son profesores de Esade en la Universidad Ramon Llull.

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