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Ajustes presupuestarios

Obama presiona al Congreso para detener los recortes

Insta a los republicanos a revertir la situación antes de que entren en vigor todas las medidas

El presidente de EE UU, Barack Obama, urgió al Congreso a trabajar con él en un acuerdo que detenga parte de los recortes presupuestarios que entraron en vigor el viernes, mientras se avecina una nueva crisis que podría provocar un “cierre” parcial del Gobierno.

Horas después de emitir una orden que pone en marcha 85.000 millones de dólares en recortes al gasto público, aplicados progresivamente hasta el próximo 1 de octubre, Obama instó a los republicanos con los que no logró un acuerdo el viernes a revertir la situación antes de que entren en vigor todas las medidas.

“Cuanto más tiempo estén estos recortes en vigor, mayor será el daño”, advirtió Obama en su tradicional mensaje radiofónico de los sábados. “Sigo creyendo que podemos reemplazar estos recortes con un enfoque equilibrado”, afirmó.

“Hay un grupo (en el Congreso) con sentido común. Y voy a seguir contactándoles para arreglar esto definitivamente”, añadió.

El mandatario aseguró que los recortes “ya han empezado a infligir daño en comunidades de todo el país”, y reiteró su cálculo de que supondrán la pérdida de 750.000 empleos y la reducción de medio punto porcentual en el crecimiento del país.

El impacto más inmediato se sentirá en el Pentágono, que en total sufrirá una reducción de un 13% de su gasto, mientras que el resto de los programas no relacionados con defensa afrontarán recortes presupuestarios por cerca del 9%, de acuerdo con la estimación de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca.

“A partir de esta semana, los negocios que trabajan con las Fuerzas Armadas tendrán que despedir a gente, las comunidades cercanas a bases militares sufrirán un duro golpe, y cientos de miles de estadounidenses que sirven a su país -agentes fronterizos, del FBI y del Departamento de Defensa- verán sus salarios recortados y sus horarios reducidos”, explicó Obama.

El Pentágono ha indicado ya a sus 8.000 empleados que habrá recortes de horas y sueldo, y a medio plazo tendrá que empezar a cancelar el mantenimiento de parte de su flota de buques y aviones.

“Esto va a causar un efecto dominó en la economía”, aseguró el mandatario. “Los negocios sufrirán porque los clientes tendrán menos dinero que pagar”.

Pese a la insistencia del presidente, el líder republicano John Boehner, que preside la Cámara de Representantes, señaló el viernes que, en su opinión, el debate sobre el asunto “ha terminado”.

Esa misma idea la expresó hoy la congresista republicana Cathy McMorris Rodgers, quien aseguró que los recortes se implementaron “porque el presidente y los demócratas del Congreso no actuaron” para evitarlo.

“El presidente tiene que dejar de usar este debate como una excusa para aumentar los impuestos y empezar a aprovechar esta oportunidad de recortar el gasto”, apuntó McMorris en un mensaje de respuesta al radiofónico que emitió Obama.

Mientras agencias federales y empresas privadas se preocupan sobre cómo les afectarán los recortes, el país comienza hoy a hablar de la próxima crisis presupuestaria que se desatará, de no alcanzar un acuerdo, el 27 de marzo, cuando se agotan buena parte de los fondos federales y podría haber un cierre, o paralización, parcial y temporal del Gobierno.

Es en esa fecha cuando caduca una medida presupuestaria temporal firmada por Obama el pasado 28 de septiembre y que disponía 524.000 millones de dólares para financiar las actividades del Gobierno en los seis meses siguientes, ante la ausencia de consenso en el Congreso para autorizar un presupuesto a largo plazo.

Boehner se comprometió el viernes a trabajar para garantizar la financiación del Gobierno para el resto del año fiscal y evitar así que cientos de miles de empleados federales deban suspender temporalmente sus labores por falta de fondos.

El Gobierno estadounidense tuvo que cerrar por falta de fondos en 1981, 1984 y 1990, pero los múltiples cierres parciales o totales entre 1995 y 1996, bajo la presidencia de Bill Clinton, han sido los más drásticos de la historia reciente, según observadores.

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