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Entrevista a Massimo D’alema, exprimer ministro socialista italiano

“Monti no será primer ministro si gana la izquierda”

"La campaña de Monti ha sido un error. Berlusconi le ha retratado como el candidato de Merkel" "El populismo de Grillo apela a la rebelión contra las élites y contra Europa

El exprimer ministro italiano Massimo D´Alema.
El exprimer ministro italiano Massimo D´Alema.Reuters

Massimo D’Alema (Roma, 1949), presidente de la Federación Europea de Estudios Progresistas, cumple en 2013 medio siglo de vida política, iniciada a los 14 años como miembro de las juventudes comunistas. Si las urnas dan la victoria a la izquierda italiana, podría volver a ser ministro en un gobierno de coalición con el centro “pero no presidido por Monti”, advierte. Su gran preocupación, sin embargo, es el humorista Beppe Grillo, que amenaza con catalizar el voto de protesta contra una clase política que parece habr perdido el contacto con su electorado.

Su formación, el Partido Democrático [socialista] se perfila como ganadora en las elecciones generales del 24 y 25 de febrero. ¿Cree que se confirmarán los sondeos?

Los sondeos nos colocan en primer lugar, seguidos de la formación de Silvio Berlusconi y con la de Beppe Grillo en tercera posición. Pero en el caso de Grillo las horquillas de voto varían mucho y es imprevisible. Su previsión puede estar hinchada o minusvalorada. Pero no hay que olvidar que Grillo puede ser la opción para castigar al resto de partidos.

Parece que Grillo es su principal preocupación.

Es un fenómeno inquietante, consecuencia en gran parte de la degradación de la vida política durante el período de Berlusconi y de una feroz campaña mediática que contrapone la bondad de la sociedad a la maldad intrínseca de la clase política. Es una división absurda, porque la supuesta clase política son en realidad profesionales salidos de la vida civil. Pero entre la pequeña burguesía ha calado el mensaje populista que apela a la rebelión contra las elites y contra la globalización, incluida la Unión Europea.

Además de Grillo, estas elecciones cuentan con la peculiariedad de que el primer ministro saliente, Mario Monti, es un tecnócrata que por primera se mide en las urnas.

La candidatura de Monti ha sido un error. Primero, porque ha impedido que el resto de partidos explicásemos al electorado porque apoyamos su gobierno de coalición. Y en segundo lugar, porque ha brindado a Berlusconi la oportunidad de presentarse a las elecciones como el candidato de la oposición, cuando llevaba 10 años en el poder.

A Monti se le describe a menudo como el candidato de Europa.

Así se ha presentado en Italia, pero es falso, porque en Europa hay gobiernos de izquierdas y de derechas y es evidente que los de izquierdas nos apoyan a nosotros. Monti solo es el candidato del Partido Popular Europeo (PPE).

¿Por qué apoya el PPE a Monti?

Para hacer olvidar que Berlusconi es del PPE y que le arroparon cuando llegó al poder. Ahora quieren cambiar de caballo a mitad de carrera y decir que su hombre en Italia es Mario Monti, pero lo cierto es que quien pertenece al PPE es Silvio Berlusconi.

¿Cree que han acertado con esa estrategia?

No, la campaña de Monti está siendo una catástrofe. Berlusconi ha aprovechado para presentarle como el “candidato de Merkel” y explotar esa imagen a su favor. Nosotros lo hemos hecho por responsabilidad, porque no se puede plantear una campaña en contra del gobierno de un socio europeo. Nuestro candidato Bersani ha ido a Berlín y se ha reunido con el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, para demostrar la voluntad de colaboración.

La victoria de Bersani, sin embargo, podría suponer un revés para el Gobierno de Merkel.

Con un Gobierno de izquierdas en Italia la situación cambiaría en el seno del Consejo Europeo. Pero habrá que esperar a ver qué pasa en las elecciones de Alemania [septiembre] para calibrar la posibilidad de cambio en la orientación de la política europea. Lo que está claro es que de esta crisis no puede salir ningún país por sí solo, y que se deben buscar soluciones compartidas. Eso hace muy difícil las negociaciones.

¿Podría darse el escenario de una victoria socialista con Monti de nuevo como primer ministro?

No. En Italia, el grupo más votado obtiene la mayoría absoluta y nombra al presidente de Gobierno. Así que si gana la izquierda, Monti no será primer ministro. Pero podríamos buscar una coalición con el centro, porque los problemas que afronta Italia son tan graves que se requiere una mayoría muy amplia para llevar a cabo los cambios necesarios.

¿Cuáles son los problemas más acuciantes?

Tenemos un paro del 20% y una caída del PIB del 2%. La deuda pública se ha disparado 12 puntos hasta el 120% del PIB. Y el gasto público otros 10 puntos hasta el 55%, con un aumento considerable de la presión fiscal. Ese es el resultado de una década de Berlusconi.

¿Y qué proponen para corregir esos datos?

Hay que cambiar todo. Reducir el tamaño del Estado, incluido el número de parlamentarios; combatir la evasión fiscal, que en Italia no es un problema minoritario, sino generalizado. Y ayudar a las empresas a recuperar competitividad mundial. Italia es la segunda potencia industrial de Europa, después de Alemania, pero su tejido, basado en pequeñas y medianas empresas, ha sufrido mucho y necesita ganar tamaño.

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