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Alternativas más eficaces que la dación en pago

Ya he dicho varias veces que la ley hipotecaria española es aberrante en muchas de sus vertientes. Y España, que ha inyectado en los bancos 55.000 millones de dinero público, ve cómo esos bancos echan de su casa a familias y les pide más dinero después. Todo eso es cierto. Pero cualquier cambio legal tiene que tener un objetivo claro, no solo impartir justicia. O, al menos, no a cualquier precio.

Por resumir, con la dación en pago, retroactiva o no, el que hoy se queda sin casa se sigue quedando sin tener (aunque no tendrá que acarrear la deuda bancaria, lo que no es poca cosa), y el banco, que no quiere la casa para nada, se quedará con otra casa vacía más. Publicar

Sería mucho más eficaz un mecanismo similar al concurso de acreedores. De hecho, en España existe la figura del concurso de acreedores personal pero, por algún motivo (modo irónico), las deudas hipotecarias quedan fuera de éstos.

Si las hipotecas entrasen en los concursos personales o se orquestase un mecanismo similar, el hipotecado incapaz de hacer frente a los pagos de la letra entra en el proceso concursal. No sería desalojado de su casa y el juez determina una eventual quita en la deuda si no hay acuerdo entre las partes.

Nada diferente, en todo caso, de lo que sucede en los concursos de acreedores de las empresas que, cabe recordar, sí pueden ejercitar la dación en pago con las hipotecas sobre activos inmobiliarios.

La idea no es mía; Barack Obama la intentó poner en marcha en su momento pero la legislación fue parada por el Congreso. Recordemos que en Estados Unidos se inician cada mes 100.000 procesos de desahucio. Y allí sí tienen la dación en pago.

Por otro lado, en un proceso concursal las entidades financieras tienen una cierta visibilidad de ingresos. Pueden cobrar la mitad, o un tercio, o dos tercios del crédito, pero pueden saber lo que cobran y se puede estimar el agujero consiguiente. Pero aplicar la dación en pago retroactiva tendría un impacto incierto sobre el sector y, como consecuencia, sobre las arcas del Estado, directamente (capitalización de los bancos) o indirectamente (presión del mercado que fuerce un rescate). Y creo que hay que priorizar.

Como contribuyente, no tengo problema en que el Estado impida que la gente se quede en la calle. Pero los costes de la dación en pago retroactiva podría añadir más presión sobre otros servicios públicos como sanidad, educación o dependencia. Y no creo que compense eso con tal de fastidiar a los bancos o impartir justicia. Por muy cabreados que estemos con los 55.000 millones que les hemos regalado a cambio de nada. 

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