La patronal debe limpiar la fachada
Cada día, desgraciadamente, trasciende a la superficie un comportamiento poco ético, y desde luego ilegal, de responsables políticos o empresariales en la gestión de su responsabilidad, y que minan lentamente una conciencia ciudadana que está en permanente estado de alerta. Ayer se apuntó al carrusel el presidente de la Confederación Independiente de Empresarios de Madrid y vicepresidente de CEOE, Arturo Fernández, uno de los líderes de la restauración con mayor proyección social por razón de su cargo y con mayor predicamento por su defensa y proselitismo de las políticas neoliberales de la ex presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Según un grupo de sus trabajadores consultados por la Cadena SER, el empresario habría estado abonando una parte de los sueldos a las plantillas en negro, al margen del radar de Hacienda.
En una economía intensiva en actividades de servicios, y muchos de ellos con alto grado de coyunturalidad, parece imposible que todas las conductas fiscales y administrativas sean intachables. Pero produce bochorno que quien más ejemplaridad debe proyectar por la institución a la que representa y el celo con el que pide sacrificios a los demás, sea quien menos la práctica. El fisco y la Seguridad Social deben hacer su trabajo, pero las instituciones patronales deben limpiar la fachada.