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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La vivienda no se recuperará sin crecimiento

La venta de viviendas en 2012 cerró el año en caída libre. Durante los pasados doce meses se vendieron poco más de 300.000 casas, lo que supone un 11% menos que el año anterior y apenas un tercio del volumen que se colocaba en el mercado en tiempos de la burbuja inmobiliaria. Los datos, hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de información obtenida de los registros de la propiedad, desmienten los vaticinios que situaban 2012 como un posible año de inicio de la recuperación en el sector. No ha habido tal. La conjunción de circunstancias favorables -una rebaja de precios de entre un 26% y un 35% respecto a los cinco años previos y la inminencia de un cambio fiscal tanto en IVA como en IRPF que resultaba interesante aprovechar- no han sido acicates suficientes para insuflar algo aire a un mercado que continúa en proceso de ajuste.

Entre los excesos vividos en los tiempos del boom del ladrillo -cuando en España se vendían al año cerca de un millón de viviendas- y las escuálidas cifras de este cierre de año se encuentra, probablemente, un punto óptimo al que España podrá aproximarse cuando el conjunto de la economía comience a dar muestras de que ha dejado atrás la crisis. No puede extrañar el descarnado perfil que estos momentos mantiene el sector inmobiliario en un país sumido en recesión, con casi seis millones de parados, un ajuste del empleo que todavía no ha tocado suelo y un mercado de crédito que continúa sin recuperarse.

Las decisiones financieras relevantes para las economías familiares -y adquirir una vivienda es de las más importante de todas- no se adoptan en tiempos de incertidumbre. Solo aquellos ciudadanos con sólidas perspectivas de futuro y estabilidad laboral a largo plazo pueden plantearse en este momento la posibilidad de adquirir una vivienda. A ello hay que sumar que las restringidas facilidades crediticias que ofrece el sector bancario para financiar las operaciones se circunscriben mayoritariamente al parque de inmuebles que acumula cada entidad, lo que limita o desincentiva en muchas ocasiones la decisión de compra. En un panorama como el actual, la mejora de la situación económica es una condición imprescindible para que se verifiquen los primeros atisbos de recuperación en el ladrillo.

Sin más facilidades en las condiciones de financiación y sin el regreso de la estabilidad en el empleo ese repunte no podrá verificarse. Un ajuste de precios aún mayor que el realizado hasta ahora deberá también acompañar ese proceso. Es hora de que el sector de la vivienda asuma que cerrar una transacción inmobiliaria hoy en España implica un sacrificio para el que compra, pero también para el que vende. Este último tiene asumir que el ciclo económico ha cambiado y que es hora de rebajar expectativas y adaptarse a las condiciones del mercado.

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