El fútbol tiene su 'caso libor'
El fútbol ha sido golpeado con su propia versión del escándalo del líbor. La revelación de que 680 partidos podrían haber sido amañados puede compararse con la manipulación del índice hipotecario antes y durante la crisis financiera. Ambos incluyen conspiraciones, son difíciles de detectar, y en parte fueron orquestados en Singapur. También socavan la confianza. Pero el caso del fútbol es más difícil de resolver.
Amañar un partido de fútbol no es fácil. Pese a que los árbitros pueden aceptar un soborno para influir en el resultado, la victoria o la derrota necesita la colaboración de al menos uno de los equipos. Del mismo modo, los cálculos del líbor están estructurados para que sea difícil que un solo banco ejerza su influencia. Los operadores de Barclays, UBS y otros bancos resolvieron este problema coordinándolos.
La manipulación del líbor fue difícil de detectar. Lo mismo ocurre con el amaño de partidos. Los jugadores pueden culpar a la suerte, al cansancio, o al tiempo de los resultados extraños. Singapur es otro punto en común: un proceso judicial en la ciudad estado llevó a la luz las manipulaciones del líbor. Ahora, la policía europea dice que es el hogar de los ideólogos de la trama futbolística.
El problema con la manipulación de partidos es que mina la confianza. Si están decididos de antemano, los espectadores se alejarán. Como en el caso del líbor, hay una ausencia de alternativas limpias: es difícil imaginar que los aficionados al fútbol se cambien al ciclismo. Pero la pérdida de integridad tiene un alto coste, como bien saben los bancos.
El líbor se basará menos en el criterio humano. El regulador británico ha propuesto apoyar todas las emisiones del líbor con datos del mercado. Por desgracia, el fútbol no puede deshacerse de los árbitros y depende en última instancia de jugadores corruptibles. Lo mejor que puede hacer es priorizar la integridad e asegurarse de que los beneficios de los amaños de partidos son menores que la recompensa por mantener limpio el juego.