Reino Unido debe unirse al euro
Nada podría estar más lejos de la mente de David Cameron que llevar a Reino Unido a la Eurozona. En su reciente discurso sobre Europa, el primer ministro británico rechazó la posibilidad de unirse a la moneda única. Quiere que los británicos decidan en un referéndum si dejan la Unión Europea (UE) en su conjunto. Tal vez tenga sentido político ser hostil a una moneda utilizada en casi la mitad del comercio exterior de Reino Unido. Los economistas dicen lo contrario.
Incluso si Cameron fuese tentado, la idea de unirse al euro a día de hoy es impracticable. Reino Unido no puede hacerlo hasta que la proporción de su deuda soberana frente al PIB caiga del actual 88% al 60%. La caída no se acelerará hasta que el déficit fiscal, del 6,2% del PIB en los últimos cuatro trimestres, esté más cerca del nivel de los nuevos miembros de la eurozona, que rondan el 3% del PIB.
Sin embargo, las razones para la última decisión oficial sobre las adhesiones al euro en 2003 ya no son válidas. El ministro de finanzas concluyó en un estudio de 246 páginas que la "decisión de unirse ahora no sería de interés económico nacional". Los autores de la evaluación probablemente habrán quedado sorprendidos por el récord británico posterior. Comparado con sus iguales europeos, Reino Unido ha sufrido una recesión más larga, su moneda ha sido más débil y su posición fiscal es más frágil. La "regla de oro" del gobierno para controlar los déficits fiscales, tan cacareada en 2003, está por los suelos, y la crisis financiera ha dañado de forma severa la reputación del Banco de Inglaterra. El mejor reclamo que puede hacer un anglófilo es que las autoridades británicas no han sido más incompetentes que la UE o el BCE. Este triste récord histórico justifica una revisión de las notas de los cinco exámenes impuestos por el propio gobierno británico discutidas en el documento de 2003:
1) Convergencia económica. La principal razón para rechazar el euro fue la supuesta divergencia entre los ciclos empresariales de la eurozona y de Reino Unido, que podrían a menudo acabar en una política monetaria poco apropiada para los británicos. Pero la convergencia parece haber llegado, ya que la recesión y las débiles recuperaciones han sido simultáneas. Además, la autonomía monetaria de Reino Unido no le ha traído una ventaja clara. Si acaso, una libra débil ha llevado a una indeseada inflación.
2) Flexibilidad. La evaluación de 2003 asumió que la UE era inflexible y que Reino Unido sí lo era. La afirmación parece la contraria. El BCE y las autoridades europeas cambiaron sus políticas y estiraron sus principios durante la crisis, fortaleciendo al euro e incrementando la integración financiera. Reino Unido ha sido incapaz de aprovecharse de la devaluación del 20% de su moneda.
3) Inversión. El estudio original del ministerio de Finanzas concluyó que la pertenencia mejoraría la calidad y cantidad de la inversión foránea en Reino unido. Desde entonces, la eurozona se ha unido más, por lo que el deliberado aislamiento monetario británico es más que una desventaja.
4) Servicios financieros. En 2003, el ministerio reconoció que la pertenencia a la eurozona sería buena para la City londinense. Ahora sin embargo, la no pertenencia es claramente mala para el comercio financiero del país.
5) Crecimiento, estabilidad y empleo. Entonces, el gobierno británico podría apoyar "la dirección en la que el marco macroeconómico de la UE está evolucionando". La pregunta ahora es si Reino Unido tiene un marco económico viable, y no digamos uno mejor que el de la eurozona. Una posible triple recesión evidencia el estancamiento que caracteriza a la economía británica.
En suma, las cinco pruebas sugieren ahora que Reino Unido se beneficiaría de entrar en el euro una vez que reduzca su deuda. Si George Osborne, ministro de Finanzas, repitiera la evaluación, añadiría un sexto punto: ¿La unión a la Eurozona mejoraría la posición económica global británica? La respuesta es clara. A medida que la eurozona se convierte en una fuerza económica única y el poder económico chino aumenta, la posición de un país representa menos del 3% del PIB mundial y tiene un déficit comercial persistente que sólo puede debilitar.
Cualesquiera que sean las virtudes culturales y políticas del nacionalismo británico, el coqueteo de Cameron con el abandono de la UE no tiene sentido económico. Si lo que busca es la prosperidad, debería ir en la dirección de la moneda única.