Achtung! Alemania
El pasado día 15, Alemania reveló la primera estimación de su PIB de 2012, la cual apuntaba a un crecimiento del 0,9% una vez ajustado por estacionalidad y días laborables. Ello implica que en el cuarto trimestre 2012 pudo contraerse entre un 0,3% y algo más del 0,5% trimestral. Sin embargo, el consenso parecía decantarse del lado negativo al señalar una contracción del 0,5% trimestral. La realidad es que los datos marcan un deterioro destacado de Alemania en la parte final del año y los problemas empiezan a ser visibles en el mercado laboral. En 2012, el número de empleados ha registrado niveles históricos de 41,6 millones pero desde septiembre se vislumbran debilidades ya que estos han descendido en cerca de 38.000 personas y su tasa trimestral anualizada retrocede, -0,22%. Asimismo, mensualmente 20.000 alemanes se acogen a las fórmulas de flexibilización laboral, Kurzabeit. Ello tiene repercusiones sobre el consumo, la tasa trimestral de las ventas minoristas está estancada, aunque mejora respecto a los descensos anteriores, y las matriculaciones caen un 2,9% en 2012 después de contraerse un 16,4% anual en diciembre. Los riesgos son a la baja sobre el consumo alemán, si bien estos deberían plasmarse especialmente a principios de 2013 y no podemos descartar que en el cuarto trimestre 2012 registre un comportamiento relativo mejor de lo que desprenden los datos anteriores, pues el PMI germano de servicios se ha mostrado saludable y estos representan una parte importante del gasto de las familias. No obstante, en Alemania nos interesan las interrelaciones entre industria, demanda externa e inversión que son el corazón de su economía.
Una primera aproximación desde las encuestas de confianza señalaría que es un bache puntual. Sin embargo, no debemos menospreciar el efecto de la mayor calma que se vive en las últimas semanas en los mercados y la esfera política europea sobre el IFO y el PMI manufacturero alemán. Es decir, podemos estar ante una recuperación pasajera de estos indicadores y no debemos obviar los problemas en Europa. El principal cliente de Alemania en 2012 seguía siendo la Eurozona al sumar el 37,6% de sus exportaciones, aumentando hasta el 57,1% si tenemos en cuenta al conjunto de la U.E. Bien es cierto que las ventas a sus socios no-euro han aumentado, pero también que los vínculos entre los países europeos es tan estrecho que esta situación no será duradera de continuar los problemas en la UEM y los datos en Francia son preocupantes. Así, la solución es vender fuera de Europa pero el comercio mundial, a pesar de volver a avanzar, está por debajo de los valores de mayo y China no es el remedio, pues sus importaciones de productos alemanes descendieron un 0,9% en 2012.
Las dudas respecto al futuro de las exportaciones alemanas se ven reforzadas por otros indicadores, siendo muy significativo el retroceso del 3,9% de las mercancías transportadas por ferrocarril en Alemania hasta el tercer trimestre 2012, descendiendo un 3,4% los fletes ferroviarios internacionales. A corto plazo, las exportaciones alemanas caerán en el pasado trimestre aunque ello no evitará que arrojen un dinámico crecimiento en 2012 que contrastará con sus perspectivas negativas para 2013.
La demanda interna y externa en Alemania afrontan problemas que han llegado a sus órdenes industriales, las cuales hasta noviembre caían un 4,1% (-2,8% las foráneas). Así, la actividad industrial tiende a la baja y suma un retroceso del 3,0% anual, siendo mayor en áreas clave como los bienes intermedios o de capital y los industriales descuentan más caídas. Estos recortan inventarios y la inversión en equipo cerró 2012 con un fuerte descenso. Recuperación de las confianzas a un lado, los datos reales hacen dudar de la demanda en Alemania y su poderosa industria ya frena, la cual marca de forma decisiva el empleo y las perspectivas. Ambos son los mecanismos de contagio al resto de la economía y pueden crear un peligroso círculo vicioso.
En el último trimestre de 2012, el PIB alemán caerá de forma acusada pero el problema es que la economía se encuentra sin inercia. En un escenario similar en 2009 y antes de las elecciones federales, en Alemania se optó por aplicar medidas de estímulo y, de nuevo, en 2013 puede ocurrir lo mismo. Pero la experiencia nos dice que seguramente se haga poco y demasiado tarde como para evitar que la mayor economía de la Eurozona afronte un año de crecimiento paupérrimo en el mejor de los casos, pues la probabilidad de una recesión gana enteros.
Francisco Vidal es economista de Intermoney