7.500 kilómetros de nuevas autopistas en Brasil tientan a las concesionarias españolas
La salida a concurso de un nuevo lote de carreteras federales en Brasil, con 7.500 kilómetros, ha puesto en alerta a constructoras y concesionarias españolas. Se especula con el interés de Acciona e Isolux. Abertis y Ferrovial reconocen que se trata de una oportunidad, pero lo abultado del paquete aconseja cautela.
Brasil vuelve a tentar al sector mundial de las infraestructuras con un ambicioso plan de concesiones de carreteras que deben ser mejoradas y convertidas en autopistas. Son 7.500 kilómetros, divididos en nueve activos, que saldrán a subasta entre estos días y el próximo abril. Una operación por la que el Gobierno hará caja, tras vender en 2012 distintos aeropuertos, y con la que consigue que sea el sector privado quien financie la mejora de sus carreteras.
Las dos primeras infraestruturas en juego son la BR-116, de 817 kilómetros en Minas Gerais, y la BR-40, de 937 kilómetros entre Brasilia y Juiz de Fora. La primera precisa una inversión de 5.000 millones de reales (1.830 millones de euros) en su reforma, mientras la segunda necesita un presupuesto para obras de 6.600 millones de reales (2.415 millones de euros). A cambio, las adjudicatarias tendrán 25 años de plazo para explotarlas y recuperar las inversiones.
Vence quien presente hoy lunes la mejor propuesta de tarifas en un proceso cuyos resultados serán desvelados el día 30 y en el que habrá claro color local. Se espera la presencia de empresas como CCR, Odebrecht, Invepar, y Ecorodovias. Pero la expectación en Brasil está en si participarán o no las firmas españolas del sector. En 2007 ya fueron protagonistas, cuando OHL se llevó, en pugna con Acciona, cinco autopistas federales que ha traspasado a Abertis en diciembre.
Las siete autopistas quede dejan para abril (BR-101, BR-262, BR-153, BR-050, BR-163 MT, BR-163 MS y BR-060) reclaman obras por más de 30.000 millones de reales (11.000 millones de euros). La Agencia Nacional del Transporte (ANTT) permite el arranque del cobro por uso en cuanto las actuaciones previstas estén en un 10% de grado de ejecución.
Experiencia previa
Entre las compañías con claro interés en el mercado brasileño figuran Isolux y la citada Acciona, que vienen de adjudicarse obras millonarias en la circunvalación de Sao Paulo, al igual que la firma gallega Copasa. Las dos primeras están revisando las próximas concesiones que saca a concurso la ANTT.
La compañía de la familia Entrecanales cuenta en su cesta de concesiones desde 2008 con la Rodovía BR-393/RJ, de 200 kilómetros en el estado de Río de Janeiro y con vencimiento en 2033. La inversión ha rozado los 300 millones. En cuanto a Isolux, explota por 25 años las autopistas BR 116 y BR 324, con un total de 680 kilómetros en el estado de Bahía y una inversión global de 710 millones.
Ferrovial, por su parte, participó en la reciente subasta de los aeropuertos, pero con fuertes inversiones por desembolsar en concesiones de Cintra en EE UU descarta ir a los dos pimeros concursos. Sin embargo, la empresa que preside Rafael del Pino seguirá atenta el desenlace y se dispone a examinar sus posibilidades en las subastas anunciadas para abril.
Y Abertis, con nueve concesiones en Brasil (3.226 kilómetros), está digiriendo la toma de activos de lo que era OHL en es país y hoy es Arteris. Desde la cúpula de la empresa catalana se ha calificado al país suramericano como estratégico y se estudia cualquier posibilidad de negocio en el campo de las autopistas. Sin embargo, está reciente la citada toma de control de la cotizada OHL Brasil, cuyo programa de inversión es de 400 millones anuales hasta 2016 sólo en las cinco autopistas federales. "La prioridad está en la integración de las concesiones actuales", aseguran desde la compañía.
El 7% de las carreteras en manos privadas
Brasil es el paradigma de lo que busca una concesionaria de infraestructuras en cualquier mercado del mundo: tiene amplia experiencia en colaboración público-privada y ofrece altos rendimientos en las concesiones; su economía está en crecimiento (se espera un alza del PIB del 3,9% para 2013); abundan las carreteras con centenares de kilómetros por remodelar; el tráfico de mercancías es notable, y próximos eventos deportivos y sociales animan a la modernización del país.Sólo el miedo a que el desarrollismo brasileño derive en una peligrosa burbuja, el fuerte volumen de inversión requerido por los proyectos y la potencia de las constructoras y concesionarias locales, puede atemorizar a las compañías extranjeras del sector.Lo que se ha hecho patente es la diferencia entre las carreteras mantenidas por las distintas Administraciones y las que están en manos privadas. Según un informe de la CNT de Rodovías, fechado en 2012, el 87% de los kilómetros de autopistas están en buen estado, por un 28% en el caso de la red mantenida por el Gobierno Federal o los distintos Estados. El país cuenta con 214.400 kilómetros pavimentados, de los que el 7,2% (15.470 kilómetros, el 21% en manos de Abertis) están siendo explotados en régimen de concesión. Sao Paulo es el estado más activo, con 19 concesionarias, y el Gobierno Federal tiene otras 14 autopistas con el mantenimiento y explotación cedidos a empresas privadas.La actividad en la mejora de estas infraestructuras no cesa. En los últimos cuatro años se han invertido 14.000 millones de reales (5.125 millones de euros) en la remodelación de 27.000 kilómetros de asfalto.