_
_
_
_
Tribuna
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Barack Obama: otra cita con la historia

Acaba de empezar el segundo mandato del presidente Obama. En los últimos años Obama y Estados Unidos han cambiado de forma significativa. A cuatro años vista hay claros y oscuros en su gestión.

Los logros son innegables: desde rescatar al país de las garras del abismo en que se encontraba tras la crisis que se detonó por implosión de las hipotecas basura (pese a que muchos critican la timidez e insuficiencia de las medidas de estímulo); al rescate del sector automovilístico; a la reforma del seguro de salud (la más ambiciosa de las últimas décadas); o la reforma del sistema financiero; hasta sacar al país de la guerra de Iraq; acabar con Osama Bin Laden; o restaurar (al menos en parte) la reputación de Estados Unidos en el mundo.

En otras áreas, sin embargo, los avances han sido mucho más modestos: en inmigración (se aprobaron tímidas medidas que facilitarán el acceso a la ciudadanía a hijos de inmigrantes); o en impuestos (se consiguió repeler las bajas de impuestos de Bush); o en temas de seguridad nacional (se han limitado las grabaciones sin aprobación judicial), todavía queda mucho por hacer. Por último, hay promesas que han quedado olvidadas en el camino: desde cerrar la base de Guantánamo, hasta imponer unas regulaciones muchos más estrictas a los grupos de presión; o impulsar medidas para afrontar de forma más ambiciosa el cambio climático.

Sin duda una de las mayores decepciones ha sido su incapacidad de transcender las confrontaciones con los Republicanos. Si acaso hoy son más pronunciadas que hace cuatro años.

Su nuevo mandato va a estar condicionado por la situación económica y política. La economía seguirá siendo sin duda su gran caballo de batalla. Pese a que el desempleo ha caído por debajo del 8% (está alrededor del 7,8%), ello se debe en parte a que cientos de miles de personas han decidido dejar de buscar trabajo.

La deuda pública ha alcanzado un record 16,4 billones de dólares, y el país todavía se enfrenta a un nuevo precipicio fiscal si los Republicanos y Demócratas no llegan a un acuerdo para aumentar el techo de deuda antes de marzo. Desde el punto de vista político su gran reto será su gran asignatura pendiente: conseguir acuerdos con los Republicanos que siguen teniendo mayoría en la Cámara Baja y capacidad de bloqueo en el Senado.

Obama ya ha empezado a definir sus prioridades para su segundo mandato. Además de la economía hay otros tres temas claves: la inmigración, el control de las armas de fuego (en el 2011 hubo 11.101 homicidios causados por armas de fuego en EEUU, y la reciente matanza de niños en Newtown ha dado un gran impulso a este problema) y el cambio climático.

Hegel dijo una vez que "la experiencia y la historia muestran que las personas y los gobiernos nunca han aprendido nada de la historia". Es de esperar que este axioma no se repita porque Obama debería aprender de lo que le pasó a sus antecesores más recientes.

Si se analiza la historia más reciente los segundos mandatos no han sido benevolentes con los presidentes reelegidos. Nixon se vio obligado a dimitir por el escándalo de Watergate; Reagan sufrió el escándalo de los contras y la compra de armas por Irán; Clinton tuvo que afrontar un procedimiento de impeachment por su relación con Monica Lewinski; y G.W.Bush vio su segundo mandato descarrilado por el desastre de la guerra de Iraq y por la explosión de la crisis económica.

Obama es un gran observador y estudioso de la historia y hará lo posible para evitar terminar de igual forma. Pero no va a depender sólo de él.

Por último, la historia también muestra que en los dos últimos años de un segundo mandato los presidentes reelegidos son sitting ducks (patos sin alas) con poca capacidad de influencia en las políticas domesticas, por lo que se suelen centrar en la política exterior.

Si Obama quiere cumplir sus ambiciones tendrá que conseguirlo en los próximos 12-18 meses. Para ello tendrá que poner toda la carne en el asador y utilizar todo el capital político que ha conseguido con su re-elección. El mundo y la historia le siguen esperando.

Sebastián Royo es Vice-Provost y Professor of Government en la Suffolk University

Archivado En

_
_