Nissan zanja la negociación y deja a la planta de Barcelona sin el nuevo coche
Los responsables de Nissan dieron ayer un puñetazo en la mesa y pusieron punto final a las negociaciones que durante los últimos meses han mantenido con los sindicatos paras alcanzar un acuerdo de recorte de costes que permitiera que la planta de Barcelona recibiera el visto bueno para comenzar a fabricar un nuevo coche. La decisión deja a la fábrica de Nissan, según su director general, Frank Torres, "en una situación muy delicada.
La planta de Nissan de la Zona Franca de Barcelona ha perdido la oportunidad de recibir la adjudicación de un nuevo turismo para 2014 debido a la falta de acuerdo con la representación de los trabajadores sobre el plan de competitividad que necesitaba la fábrica para que la producción del nuevo vehículo fuera rentable.
Así lo ha comunicó ayer la empresa, que ve una "oportunidad perdida" ya que no se van a poder crear más de 4.000 puestos de trabajo en el sector de la automoción en España y se va a perder una inversión de 130 millones de que iba asociada a este nuevo producto.
Según el consejero director general de Nissan Motor Ibérica, Frank Torres, "esta situación deja a la planta de Barcelona en una posición muy complicada, sin la competitividad necesaria para atraer nuevos modelos que reemplacen nuestros productos actuales cuando lleguen al final de su ciclo de vida".
La decisión del fabricante de automóviles llega después de que la dirección y los sindicatos no hayan logrado alcanzar un acuerdo sobre el Plan de Competitividad que estuvieron negociando durante meses, una condición que la empresa puso como indispensable para optar a la adjudicación del nuevo modelo en 2014.
Además, el ejecutivo de Nissan aseguró que "el acuerdo era esencial para los planes a largo plazo de estas instalaciones, especialmente dado el entorno de crisis actual". "El resultado de no poder conseguir este nuevo vehículo es que no podremos crecer y, de hecho, nos enfrentaremos a un escenario de muerte lenta", ha lamentado.
En paralelo, UGT emplazó a la dirección de Nissan a retomar las negociaciones para tratar de llegar a un acuerdo sobre el plan de competitividad que permitiría a la planta de Barcelona adjudicarse la construcción de un nuevo vehículo.
En un comunicado, UGT lamentó la situación en la que se encuentran las relaciones entre empresa y sindicatos y aseguró que la propuesta planteada por estos "recogía las necesidades de competitividad" que necesitaba la planta para consolidar la ocupación actual, crear nuevos puestos de trabajo y aumentar la producción gracias a un nuevo vehículo.
Considera el sindicato que las diferencias entre las propuestas de una y otra parte "no eran insalvables", aunque la postura de la compañía en esta negociación ha sido "inmovilista y caciquil". "Creemos que los compromisos de la multinacional para la planta no se han perdido y es imprescindible volver a la mesa de negociaciones", ha subrayado.
El sindicato dijo que apuesta por actuar con "cordura, seriedad y coherencia" y por retomar las negociaciones para conseguir la adjudicación de este turismo El fabricante anunció a comienzos de año que si no llegaba a alcanzarse un acuerdo con los sindicatos aplicaría un ERE temporal para unos 750 o 800 empleados en 2014.
Todo roto en el último minuto
La negociación entre Nissan y sus sindicatos se rompió definitivamente la pasada madrugada a pesar de que ambas partes habían ultimado una propuesta para aplicar la doble escala salarial a los nuevos contratados. Empresa y sindicatos, con la mediación de la Generalitat, mantuvieron una maratoniana reunión que arrancó el jueves y acabo el viernes sobre las cinco de la mañana por un desacuerdo sobre el tiempo adicional de trabajo para la plantilla. CC OO y UGT de Cataluña, y Nissan, por otro lado, se culparon de la ruptura de las negociaciones. Nissan exigía a la planta una reducción.El principal escollo de la negociación era hasta ahora la doble escala salarial para los nuevos contratados, pero después de semanas de intensos contactos, ambas partes acercaron mucho sus posturas. Antes de la ruptura de las negociaciones, ambas partes estaban de acuerdo en que los nuevos contratados empezaran cobrando 19.900 euros brutos anuales, y en que, en un plazo de unos cinco o seis años, pasaran a cobrar unos 25.600 euros. A partir de ese nivel salarial la empresa aceptó la propuesta de CC OO de que los nuevos contratados, dado que cobrarían un 20% menos que el operario medio, redujeran su jornada laboral en esa misma proporción. Asimismo, en reuniones anteriores, la empresa había propuesto una reorganización de las categorías profesionales, de forma que fueran menos (de once a seis) pero que tuvieran horquillas salariales más amplias. Sin embargo, cuando el desacuerdo parecía resuelto, CC OO y UGT exigieron que el tiempo extra de trabajo que exigía la empresa (siete minutos más al día y dos días más al año durante 2013 y 2014) se remunerasen, la empresa se plantó, según fuentes conocedoras de los contactos.