Freno al avance del móvil
Es igual de verdad que el móvil y los nuevos dispositivos electrónicos nos hacen cada día la vida más cómoda como que empieza a ser preocupante la obsesión de muchas personas por no desprenderse de su teléfono ni para comer. Tanto es así que ya es bastante común en EE UU que cuando un grupo de amigos se reúne para cenar o comer todos decidan colocar sus smartphones en el centro de la mesa. Si durante la velada algún móvil suena y su dueño no logra vencer la tentación de contestar, ese comensal será finalmente quien pague la factura de todos los participantes. Parece que la medida consigue el efecto deseado, aunque algunos realizan auténticos esfuerzos para no apretar la tecla de descolgar. Será el precio que hay que pagar porque las nuevas tecnologías no nos devoren.