Juncker se despide con un furibundo ataque contra Berlín
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, se ha despedido hoy del Parlamento Europeo con un furibundo ataque contra la gestión de la crisis del euro impuesta por Berlín. Juncker, que dejará el cargo el próximo 21 de enero, lamentó el descomunal esfuerzo que se ha exigido a algunos países y la falta de solidaridad mostrada por Alemania y otros socios del norte de la zona euro.
Nunca se ha mordido la lengua, pero en su última comparecencia parlamentaria como presidente del Eurogrupo (consejo de ministros Economía y Finanzas de la zona euro), el luxemburgués Jean-Claude Juncker ha arremetido sin piedad contra algunos de sus colegas, en particular, contra el Gobierno de Angela Merkel.
Sin necesidad de mencionar a la canciller, Juncker ha dejado claro ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo su discrepancia con el ritmo de la política de austeridad impuesta por Berlín. Y también sin mencionarlo, ha advertido a su probable sucesor, el ministro holandés, el socialista Jeroen Dijsselbloem, que la dirección de la zona euro requiere "escuchar a todo el mundo, en particular, a los países del sur".
Las embestidas de Juncker han recibido los parabienes de prácticamente todos los grupos parlamentarios, incluido su formación, el Partido Popular Europeo, en el que también milita Angela Merkel. Algunos han llegado a pedirle que se postule para sustituir el año que viene a José Manuel Barroso o Herman Van Rompuy al frente de las instituciones europeas.
Rescates injustos
A preguntas de la socialista portuguesa, Elisa Ferreira, el presidente saliente del Eurogrupo reconoció que "tengo muchos interrogantes sobre el rimo del ajuste que hemos impuestos a algunos países".
Juncker lamentó, además, la falta de valoración política en los ajustes exigidos por el Eurogurpo, que según él, se ha limitado a aprobar las recomendaciones presentadas por instituciones como la CE, el BCE y el FMI, cuya legitimidad democrática, ha recordado, no es del todo clara.
"[Los ministros] Deberíamos haber entrado más al detalle de las medidas", señaló Juncker. En cambio, reconoció, se ha optado "por hacer recaer el ajusto en los más débiles, simplemente porque son más numerosos". El luxemburgués puso como ejemplo la vista gorda hecha por Alemania y otros países ante la llegada de capital griego, trasladado en un gesto "nada patriótico" por los magnates del país rescatado.
Castigo sin recompensa
La política auspiciada por Berlín, según Juncker, también ha cometido el error de "minusvalorar el drama del paro". Y a su juicio, ha trasladado a la opinión pública la impresión de que "Europa solo está para castigar, no para ayudar". Para el primer ministro y ministro de Economía luxemburgués, la zona euro debería recompensar de algún modo a los países que como Grecia, Portugal o Irlanda han cumplido con lo exigido.