La incertidumbre ante el abismo fiscal de EE UU ahoga un rally navideño
Demócratas y republicanos tratan, sin éxito, de lograr un pacto que evite el llamado abismo fiscal, un aumento de impuestos y recorte de gastos que se activará automáticamente el 1 de enero y conduciría a EE UU a la recesión. La Cámara de Representantes se reunirá en sesión extraordinaria el domingo 30 de diciembre, pero ante la incertidumbre, las Bolsas americanas se sumían en un tonto negativo mientras los inversores europeos contienen la respiración.
Apenas una semana después de sobrevivir a las profecías mayas, Estados Unidos encara una suerte de Armageddon más mundano y tangible, de tipo económico y político, que amenaza con sumir al país en la recesión de forma casi inmediata. El llamado abismo fiscal (fiscal cliff) llegará el 1 de enero si demócratas y republicanos no logran antes un acuerdo para cuadrar los cuentas del país, y la caída de la primera economía mundial por el precipicio financiero amenaza con arrastrar a la sima a buena parte de un planeta ya castigado por la crisis.
A última hora de ayer, los dos grandes partidos de EE UU seguían discutiendo. Mientras los inversores del Nuevo Mundo se dejaban llevar por el pesimismo apocalíptico, la Vieja Europa contenía la respiración y contaba las horas.
Unas 72 son las horas que restan para que el 31 de diciembre expire la rebaja de impuestos aprobada hace una década por el presidente George W. Bush y prorrogada por su sucesor, Barack Obama, y se activen subidas impositivas generalizadas para toda la población. Con las 12 campanadas de fin de año se pondrán en marcha también una serie de recortes automáticos del gasto público, acordados en el verano de 2011 como mecanismo de presión para forzar un acuerdo bipartidista sobre el déficit y la deuda que, al no llegar, se han convertido en una bomba relojería.
En total, un impacto de más de 600.000 millones de dólares que podrían llevar a EE UU a la recesión antes de junio o elevar el desempleo del 7,7% al 9,2% si el abismo fiscal se desata.
"Parece que ahí es hacia donde nos dirigimos", afirmó ayer el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ante la falta de avances en las negociaciones de emergencia iniciadas con los republicanos, con mayoría en la Cámara de Representantes. El enfrentamiento entre los primeros, que abogan por reconducir el equilibrio subiendo impuestos a los más ricos, y los segundos, que instan a recortar servicios sociales, no pareció engrasarse si quiera con la presencia del presidente Obama, que interrumpió su descanso navideño en Hawai para personars en Washington.
De momento, los demócratas han cedido en su aspiración de imponer tasas especiales a los hogares que perciban más de 250.000 dólares anuales, elevando la cifra a los 400.000. El presidente de los republicanos en la Cámara Baja, John Boehne, contraatacó presentando un plan para alzar dicha cifra al millón de dólares pero la propuesta murió antes de nacer, vetada por el Tea Party, el ala más dura del partido republicano, y su oposición frontal a cualquier tipo de impuestos.
Ayer, ambas partes se acusaban mutuamente de tener el balón en su tejado. Mientras tanto, analistas e inversores iban ganando en nerviosismo y perdiendo en esperanza sobre un pacto que, en cualquier caso, todos consideran que sería ya un acuerdo temporal de mínimos y una nueva patada hacia adelante.
Los principales índices de Wall Street digirieron la incertidumbre con caídas, suavizadas en la recta final de la sesión tras conocerse que la Cámara de Representantes se reunirá el domingo en sesión extraordinaria. Las grandes plazas europeas, por su parte, lejos de los típicos rallys navideños de otros años, un golpe especialmente duro para el Ibex, que solo pierde ya un 3,33% en el año pero ve alejarse su sueño de cerrar el ejercicio en equilibrio.
Así, París subió un 0,59%, Francfort, un 0,26%, Milán, un 0,46% y el Eurostoxx, un 0,43%. Londres por su parte encajó la jornada con un comportamiento absolutamente plano. La gran excepción fue el parqué madrileño que, tras superar levemente los 8.300 puntos, se dejó el 0,22%, hasta los 8.280,80 puntos, arrastrado por una nueva sesión de castigo a la banca (Banki cayó un 19,53% tras el dictamen de Bruselas). Las dudas empujaron al alza también la prima de riesgo española, que subió nueve puntos hasta los 397.