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Columna
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Osborne, demasiado duro con los bancos

Una influyente comisión parlamentaria ha recortado el margen de maniobra de George Osborne en la implementación de la reforma bancaria británica. Cuando el ministro de Finanzas británico pidió que se examinaran las propuestas para formar un cortafuegos entre las operaciones de la banca minorista y de inversión, quizá esperaba un proceso poco polémico. Pero ha recibido una patada necesaria para hacer el trabajo como se debe.

La comisión no ha ido tan lejos como para pedir una ruptura completa de los bancos universales. Pero ha propuesto una serie de maneras para levantar una valla electrificada, y prevenir que sea dañada o ignorada en el tiempo. Además de contar con la el seguimiento del Prudential Regulatory Authority, la comisión pide que el Banco de Inglaterra imponga ratios de apalancamiento relacionando capital con los activos totales.

Esto se suma a una dura interpretación del informe Vickers del año pasado sobre la reforma bancaria. Osborne ha dejado que se diluya en su camino hacia la ley. Dado que los bancos están quejándose por los conflictivos requisitos para incrementar el crédito a la economía, reforzar el capital y pagar la penitencia por pecados como el del libor, probablemente quiera retener la mayor flexibilidad posible sobre cómo y cuándo implementar la delimitación. Su enfoque se ha ganado una bofetada de Andrew Tyrie, presidente de la comisión, que no hizo muchos esfuerzos para ocultar su frustración por el tiempo limitado proporcionado para examinar la legislación primaria y por el hecho de que Osborne no ha divulgado cómo funcionaran los detalles vitales de esta separación.

Osborne no tendrá que soportar las consideraciones de Tyrie en su mente cuando elabore la factura final. Pero hace todo más difícil para él. Osborne apostó todo a la delimitación incluso antes del informe Vickers, estando dispuesto a representarse a sí mismo como duro con los bancos al pedir la implementación total. Dado que no es la panacea, una delimitación mal hecha sería una pérdida de tiempo. Oborne debería electrificar la valla, no sentarse sobre ella.

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