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A fondo

Nueva etapa para Santander

La crisis financiera no solo ha podido con grandes colosos que al final han demostrado tener pies de barro, como es el caso de Bankia. También ha podido con entidades históricas que parecían curadas de cualquier tipo de contagio. Este es el caso de Banesto que, tras 110 años de vida, ayer puso fin a su historia, aunque no será hasta mayo cuando esta marca se apague definitivamente para abrazar completamente la llama roja de Santander. El languidecer del mercado financiero español ha sido el detonante del declive de lo que fue durante varios años la joya de la corona del grupo Santander, como lo calificaba Emilio Botín.

Será por ello por lo que Ana Patricia Botín estuvo casi una década en este banco y por lo que el grupo ha tardado tanto en tomar la decisión de su absorción.

Pese a ello, Santander manejaba otra solución para las maltrechas cuentas de 2012 de Banesto, y que no suponía su desaparición. Era el traspaso de entre 400 a 350 oficinas a Santander, con su personal y su negocio, previo pago de una suma que le permitiría a Banesto hacer frente a las provisiones que le quedaban pendientes para sanear sus activos inmobiliarios, y que se elevaban a unos 1.400 millones de euros.

Esa solución estuvo en la mesa hasta hace menos de dos semanas. ¿Qué ha pasado desde entonces? Las especulaciones son varias, las confirmaciones ninguna.

Varias fuentes financieras aseguran que el Banco de España ya había comentado al grupo que tanta operación intragrupo no era en estos momentos lo más propicio. Otras fuentes afirman que Bruselas también habría pedido un ajuste en Banesto, algo que ayer fue negado por José Antonio Álvarez, director general financiero del grupo. Y es que tanto la Red Santander como Banesto tendrían que presentar números rojos al cierre del año si sus cuentas fueran individuales. No son el único caso, también BBVA en España tiene pérdidas. La causa es la misma: un elevado riesgo inmobiliario de años anteriores que ha provocado unas fuertes provisiones forzadas por Economía. Pese a ello, tanto Santander como BBVA son grupos totalmente sólidos que tienen la ventaja de compensar las pérdidas de un país con las ganancias de otro de los muchos en los que operan.

Esta no es la primera reestructuración que realiza la firma que preside Emilio Botín. Al inicio de la crisis Santander tuvo que realizar un fuerte ajuste en Santander Consumer en España. Fue la primera reestructuración que abordó una entidad en España.

Mientras, los analistas defienden la operación. "Los mercados llevaban tiempo descontando la operación, aunque nunca se produjese", asegura Javier Bernat, analista de Bankia Bolsa. Estratégicamente, inversores y expertos conceden todo el sentido a una operación que supondrá reducir la capacidad instalada del grupo en España para evitar solapamiento de negocio y una hipertrofia de la red. "Es la evolución normal dentro del grupo", completa por su parte Soledad Pellón, estratega de IG. "Se está produciendo un proceso de integración en la banca española, con menos entidades y cada vez más grandes, y Banesto no podía quedar al margen".

"Esta operación se produce en el marco de una profunda reestructuración del sistema financiero español, que está suponiendo una fuerte reducción del número de competidores y la creación de entidades de mayor tamaño", aseguraba ayer el grupo.

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