Apuesta por la sostenibilidad
Los conductores buscan cada vez más coches de bajo consumo y emisiones
Ayudar a reactivar las actividades económicas del sector del automóvil en el agitado subsector del automóvil e incrementar la recaudación por ingresos tributarios, son los objetivos más destacados del Programa de Incentivos al Vehículo Eficiente o Plan PIVE. Al menos, son los que con mayor fuerza concitan la atención general.
Esta interesante iniciativa del Ministerio de Industria, Energía y Turismo persigue la sustitución de 75.000 vehículos y favorecer, turismos y comerciales ligeros, a la compra de otros de menos consumo de combustible. Los beneficiarios (particulares, profesionales, autónomos, microempresas y Pymes) obtendrán las ayudas directamente a la hora de abonar la factura en el concesionario por una cuantía de 2.000 euros, de los que 1.000 son aportados por el Gobierno y otros 1.000 por el fabricante o importador. El programa contempla también -entre otras cosas- el achatarramiento de los vehículos con más de 12 años, caso de los turismos y de 10 años de antigüedad en el de comerciales ligeros, para ser sustituidos con modelos de alta eficiencia, con menor consumo de combustible y emisiones de CO2.
Al facilitar el acceso a coches más seguros y eficientes, renovando el parque de automóviles, esta iniciativa persigue también un objetivo muy efectivo: escasamente espectacular pero tremendamente efectivo, ayudar a poner las bases para una política de sostenibilidad, sectorial y ambiental. En este sentido y a principios de octubre, el ministro de Industria, Energía y Turismo, recordaba durante una visita a Tenerife, "el objetivo de este programa es retirar del mercado los vehículos "ineficientes" tanto por sus emisiones de dióxido de carbono como por su alto consumo de combustible". Cuando el Ministerio de Industria, en colaboración con el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), elaboró el Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020, se planteó también una meta mínima orientativa de ahorro del 9% en 2016, con el fin de lograr conseguir los objetivos fijados por el Consejo Europeo de ahorrar un 20% del consumo de energía primaria en 2020.
El PIVE ayuda a renovar el parque móvil y reducir la contaminación
Dentro de esta estrategia de sostenibilidad, el PIVE potencia una disminución del consumo energético nacional mediante la incentivación de la modernización del parque de vehículos turismos (M1) y comerciales (N1), con modelos de alta eficiencia energética, con mayor seguridad y menor consumo de combustibles y emisiones, entre un 15% y un 25% (etiqueta ecología A y B).
Insuficiente o no, una iniciativa de este tipo, sobre todo en la situación actual, significa una gran ayuda para la industria automovilística cuya incidencia en la economía es sobradamente conocida, aporta casi el 10% del PIB, el 9% del empleo y/o el 18% de las exportaciones. Pero además llega en un momento propicio, ya que la considerable caída de ventas de vehículos registrados en España en los últimos años ha provocado un envejecimiento de nuestro parque de vehículos, lo que implica que sea menos eficiente y segura, más contaminante y por lo tanto más costosa.
"Al sector financiero le hemos pagado la juerga, estamos financiando a la banca que, más encima ponen directa o indirectamente gente en la calle. El coche genera empleo, produce resultados positivos para las arcas del Estado. Es una inversión positiva en diversos ámbitos, sobre todo industrial; genera empleo directo e indirecto, estabilidad, y proporciona al consumidor un estímulo emocional. Además, es uno de los sectores que tira del tren de nuestra economía", reflexiona Alfonso Ortín, director de comunicaciones de Fiat España.
"El Plan PIVE y su mantenimiento en 2013 resultan críticos tanto para mitigar las graves consecuencias de la antigüedad del parque como para mejorar las recaudaciones fiscales de las Administraciones Públicas procedente del automóvil, que superan el 25% del PIB. No olvidemos que la experiencia de los distintos planes de renovación confirma que por cada euro invertido en el plan se produce un retorno mínimo de tres euros", señalan desde Faconauto, la patronal de los concesionarios.
Ahora bien, al margen de que el plan Plan PIVE sirva para eso, para ensayar planes de futuro, mover entre 1.000 y 1.500 millones de euros, reactivar el mercado del automóvil, con todas sus consecuencia, acceder a coches más seguros y eficientes, renovar el parque automovilístico, etc., no hay que perder de vista un objetivo/compromiso a medio y largo plazo para contribuir a la apertura de una nueva vía dinamizadora socioeconómica: la sostenibilidad sectorial.
En otras palabras, no se trata de aprovechar la coyuntura solo para vender más coches, sino también para ayudar al sector con desarrollos sostenibles. automovilístico, pero no sólo a través de subsidios, sino que incentivando nuevos y sostenibles desarrollos, que ya está demandando el mercado.
Esto ya lo tienen muy claro los fabricantes, varios de los cuales llevan algún tiempo trabajando con fuentes de energía renovables y no contaminantes. La planta de montaje de motores diésel de Ford en Dagenham (Reino Unido) funciona totalmente con energía eólica gracias a la puesta en funcionamiento de un tercer aerogenerador. Así ha doblado el ahorro en emisiones de CO2, pasando de 2.500 a 5.000 toneladas menos al año. GM ha instalado sobre el tejado de la planta de Opel de Figueruelas paneles solares con una capacidad de 10 megavatios, que aseguran una reducción anual de emisiones de 6.700 toneladas de CO2. La lista es larga y va en aumento.
"La ecología es un valor. Se ha convertido en cuenta a la hora de comprar. Pero la ecología acaba teniendo un precio. Las instituciones europeas propugnan por coches más eficientes y de menos consumo. Fabrican motores más pequeños. Investigan y trabajan intensivamente en otras vías, ahí está el caso del coche eléctrico, cuyos costes son aún muy altos.Pero además hay que tener en cuenta que hoy día el comprador valora cada vez más los agregados que los fabricantes han ido incorporando en sus vehículos: un amplio abanico de prestaciones, desde pantallas de vídeo y conexiones inalámbricas hasta airbags. La velocidad que puedan alcanzar va siendo algo menos decisivo", señala Ortín. "Se imponen productos más ecológicos y más económicos. La velocidad ya no es prioritaria" recuerda a El País el director de comunicación de Fiat España.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico y en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
En este ámbito además, hay que tener en cuenta la aparición de nuevas tendencias que van ganando terreno en el mundo del comprador, esperándose que producirán (a medio y/o largo plazo) una variación en los baremos con los que se mide la "eficacia" a la hora de adquirir un coche. En el futuro no se tratará de vender diseño, velocidad, caballos de fuerza y capacidad de arranque, sino que para pasar desde 0 a 100 kilómetros en escasos segundos, sino se evaluarán otros temas como la sostenibilidad, (en sus múltiples variantes), concepto que sigue siendo "raro" para muchos automovilistas (o una gran parte de ellos). "Efectivamente, la compra de un automóvil es cada vez más racional, teniendo más importancia la eficiencia energética y el nivel de emisiones. El impuesto de matriculación (IEDMT) y el municipal (IVTM) vinculan la carga impositiva al nivel de emisiones, por lo que a mayor eficiencia, menos impuestos. Lo mismo se puede decir del IVA y el impuesto de carburantes: a menor consumo, menor coste", comentan en Faconauto.
En otras palabras, la sostenibilidad se abre paso. Tema nada nimio si se tiene en cuenta que, para 2020, la Unión Europea se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% con respecto a 1990, así como a incrementar la proporción de energías renovables hasta el 20% en las energías que consume. También se ha fijado un objetivo voluntario para aumentar la eficacia energética un 20% con respecto a los niveles de 2025 y la obligación de obtener el 10% de los combustibles para el transporte de fuentes de energía renovables para ese mismo año. Esto, sin hablar de los objetivos para 2050 y las exigencias previstas para el sector del automóvil.
Un documento del IDEA aporta más datos. "El sector del transporte en España es el principal consumidor de energía final (37,4% en 2010), así como el principal emisor de gases de efecto invernadero (29,5% del total), enfrentándose a un importante reto en los próximos años para conseguir que nuestro país cumpla con los compromisos internacionales en cuanto a sostenibilidad ambiental y limpieza del aire".
Todo esto sin olvidar que el sector se caracteriza además por tener una estructura de consumo dominada por productos petrolíferos importados, lo que contribuye a nuestra elevada dependencia energética del exterior, próxima al 80%, muy superior a la media europea que es del 54%, con los consecuentes efectos en el déficit exterior y la innovación.
Según datos de la Comisión Europea, la contaminación atmosférica provoca unas 370.000 muertes prematuras en la UE, 16.000 en España. El tráfico es, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, la mayor fuente de contaminación de Europa, seguido de las centrales térmicas y las plantas industriales. Diversos informes coinciden en que la contaminación de Madrid proviene en un 80% de los coches.
Por ello el Plan PIVE ya incorpora todas las tecnologías de eficiencia energética desarrolladas por el sector, que se comercializan en la actualidad, desde las motorizaciones convencionales de menor consumo y emisiones, pasando por híbridos, híbridos enchufables y eléctricos de autonomía extendida (propulsados total o parcialmente mediante motores de combustión interna de gasolina o gasóleo y eléctricos), eléctricos puros y las motorizaciones de combustión interna que utilizan combustibles fósiles alternativos (autogás -GLP- y Gas Natural).
El IDAE estima que el ahorro energético asociado a esta iniciativa rondará los 26,1 millones de litros de combustible al año, equivalente a 166.000 barriles de petróleo, lo que significará un ahorro de 16 millones de euros/año. A ello habría que agregar una disminución de gases de efecto invernadero de 54.000 toneladas de CO2/año.
El director de comunicaciones de Fiat insiste, "se quiere reactivar un sector básico para la economía española. La ecuación está saliendo positiva. Además, no hay que olvidar que no todos los coches entran en la clasificación de ecología. Este plan se ha trazado pensando en parámetros de eficiencia, que han sido tenidos muy en cuenta. Se trata de potenciar la mentalidad ecológica, planteándose: a) Desconcentrar la contaminación, y b) Evitar y suprime la acústica. Ganamos en tranquilidad. No se emite contaminación y se deslocaliza la contaminación. Además, el sector parece convencido que habrá un plan a gran escala para el año que viene".
Casi todos los planes anteriores han funcionado más o menos bien. Pero -coinciden las fuentes consultadas- para que un plan funcione bien debe de ser fácil de gestionar. No ser administrativamente complicado. En el caso del PIVE el mensaje ha ido calando entre los consumidores. Poco a poco va ganando terreno la necesidad de coches sostenibles y ecológicos, entre los que el vehículo eléctrico aparece como una excelente solución. Habrá que ver cómo responde el mercado ante la próxima etapa.