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Tribuna
Columna
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El mundo necesita respuestas que duren

En mitad de una de las peores crisis que recordamos es momento de pensar si estamos caminando en la dirección adecuada. Acuciados por la necesidad de buscar respuestas rápidas, puede parecer lógico que temas como el cambio climático o la sostenibilidad de nuestro desarrollo no ocupen los primeros puestos en la lista de preocupaciones de nuestros dirigentes, pero no debemos descuidarlos. Se trata de aspectos que, aunque no lo parezcan, nos afectan directamente y tiene muchas más consecuencias de las que podamos pensar.

El cambio climático no es sólo una cuestión de si hace más o menos frío durante el invierno, sino que lleva asociado una serie de condicionantes que afectan al desarrollo económico de aquellos países con estrategias poco ambiciosas en este campo. Un informe de Michael Stern, de la Universidad de Londres, señalaba que las pérdidas asociadas al cambio climático (riadas, sequías, etc...) podrían ascender al 5% del PIB mundial.

¿Cómo podemos hacer frente a esta situación en un momento en el que los recursos son cada vez más escasos y cada vez más caros? La respuesta nos lleva directamente a una apuesta clara y comprometida por la innovación. La I+D+i podría ser el motor principal de lo que algunos han llamado revolución ecológica industrial, que debe ser liderada por los países europeos y que constituye una tabla de salvación para garantizar una mayor competitividad a nuestras economías.

Esta revolución presenta dos aspectos. En primer lugar, la fabricación de productos verdes. En este sentido, no se trata de invertir en tecnologías a pesar de la crisis, sino debido a ella. Es así como seremos capaces de generar crecimiento y asegurar puestos de trabajo de alta cualificación.

En total, la industria europea ostenta una cuota del mercado mundial de tecnologías ecológicas del 45% y las previsiones señalan que esta cifra seguirá creciendo en los próximos años. Debemos mantener el liderazgo de nuestro continente en este mercado, ya que aquellos países que encabecen la economía verde serán los que lideren la economía global. Estados Unidos y China lo tienen claro y han lanzado agresivas campañas para posicionarse en este campo. Es nuestra decisión tomar o no las medidas para mantener el liderazgo.

En segundo lugar, pasar a una fabricación verde. A medida que aumenten los costes de la energía, la eficiencia energética de la fabricación será una ventaja competitiva crucial. Los costes energéticos de la industria pueden suponer hasta un 60% del total.

En nuestro país está situación es especialmente dolorosa, ya que nuestras fábricas consumen, en términos de unidad producida, significativamente más energía que la media europea. La buena noticia es que ya existe tecnología que puede conseguir ahorros de hasta el 30% con los que financiar buena parte de la inversión en un periodo de tiempo razonable.

Por otro lado, esta apuesta tiene una incidencia directa en la calidad de vida de las personas. En este sentido, la utilización de sistemas de eficiencia energética en edificios, por ejemplo, tiene una gran importancia, ya que éstos consumen el 40% de la energía mundial y generan el 21% de las emisiones de CO2. El Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático estima que la utilización de tecnologías más eficientes en edificios puede reducir sus emisiones hasta un 40% en 2030.

Es importante creer en lo que se dice. Por ese motivo, en nuestra empresa hemos incorporado tecnologías eficientes y sistemas de medición en la mayoría de nuestros edificios para controlar los consumos.

Todos estos ejemplos demuestran que es necesario tomar medidas de inmediato. Hablar de cambio climático es hacerlo de sostenibilidad. Y tenemos que pensar cuál es el enfoque adecuado. Nosotros creemos que hay que hacerlo en una triple vertiente: económica, social y medioambiental. Estos tres aspectos son necesarios y cobran aún más sentido cuando se conjugan de forma complementaria.

Ahora, más que nunca, necesitamos un Plan Estratégico Global que defina cómo vamos a responder a los retos con los que nos enfrentaremos en los próximos años. No se trata de un brindis al sol, sino de un acto de responsabilidad y solidaridad con las generaciones futuras, ya que las decisiones que tomemos ahora les afectarán a ellos. Por eso, es importante ofrecer respuestas sólidas, pensadas y, sobre todo, duraderas.

La semana pasada representantes de más de 194 países se reunieron en Qatar para diseñar soluciones con las que hacer frente al cambio climático. Siemens, como empresa comprometida con el desarrollo sostenible de la sociedad, ha participado activamente para contribuir desde el punto de vista tecnológico y ofrecer toda su experiencia en el desarrollo de respuestas que duren.

Creemos que este compromiso hay que demostrarlo cada día y por eso apostamos por un desarrollo sostenible como la base inspiradora de nuestra estrategia de negocio.

Enrique Torres. Director general de desarrollo de negocio e innovación en Siemens España

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