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El viaje más peligroso de Merkel apunta hacia Cameron

A menudo se acusa a Angela Merkel de gestionar mal la crisis del euro. Y de carecer de la visión histórica necesaria para anteponer una solución europea a cualquier cálculo electoral a corto plazo. Esta crítica se puede compartir o no. Pero probablemente ganará muchos adeptos si la canciller alemana se embarca en la que parece su aventura más temeraria hasta la fecha: una alianza con David Cameron, el líder británico convertido en el Mr NO de la UE.

El viraje político del año comenzó el pasado 7 de noviembre, con la visita de la canciller a Londres. El encuentro bilateral se presentaba como un choque de trenes, tras la amenaza de Cameron de vetar los presupuestos europeos para 2014-2020 y la indignación de Berlín ante ese posible boicot.

Pero todo cambió tras la cita en Downing Street. Y tanto Merkel como su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, se han convertido en los socios más comprensivos con el Reino Unido, incluso cuando Londres se opone a alguna iniciativa alemana como el impuesto sobre transacciones financieras o tasa Tobin.

Y a pesar de las aparentes diferencias, Reino Unido y Alemania no dejan de encontrar puntos en común. Primero, en los presupuestos comunitarios, que ambos quieren recortar (aunque Merkel un poco menos). Y segundo, sobre todo, en la creación de un supervisor financiero único para la zona euro, que ambos pretenden retrasar lo más posible.

La extraña entente entre Berlín y Londres no ha pasado desapercibida en otras capitales, sobre todo, en París, donde se percibe como una peligrosa maniobra.

En Bruselas se barajan varias explicaciones para el cambio de actitud de Merkel. La más evidente es que tras la ruptura del eje Merkozy, la canciller necesita un aliado para contrarrestar a la Francia de François Hollande, que ya no se pliega (tanto) a sus dictados.

En ese caso, el eje Berlín-Londres sería coyuntural y solo serviría para ganar tiempo hasta las elecciones alemanas de septiembre de 2013. Si Merkel pierde, su sucesor, el socialista Peer Steinbrück, tendería de nuevo los puentes hacia el otro lado del Rin. Y si la canciller repite, tarde o temprano Hollande tendría que llevarse bien con la líder del Partido Popular Europeo.

Pero también se contempla una explicación más a largo plazo y, por tanto, inquietante. La de una canciller, con serias probabilidades de lograr un tercer mandato, que da por superada la tradicional relación con París, sustento histórico de la Unión. En este caso, Berlín estaría forjando alianzas puntuales, sobre todo con Reino Unido y Polonia, para liderar la Unión sin necesidad de contar siempre con Francia.

Se trata de un experimento muy arriesgado Y si sale mal, engrosará el curriculum vitae de Frau Merkel como su mayor error político. La historia del Viejo Continente juega en su contra, porque está repleta de triangulaciones similares que han terminado fatal. Algunas, de manera terrible.

Pero no hace falta caer en fatalismos históricos para percibir el peligro de la alianza de Merkel con un líder tan euroescéptico como Cameron, maniatado por un partido conservador más eurófobo si cabe que él. La Unión atraviesa una crisis existencial que, según la voluntad expresada por Merkel, debe saldarse con un avance en la integración política. Cuesta creer que podrá lograrlo utilizando a Londres como palanca para saltar París. Pero la cuenta atrás ha comenzado 4... 3... 2... 1...

Vídeo: Major Tom, de Peter Schilling (versión de Space Oddity, de Bowie).

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