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Columna
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La política suaviza el dolor

l endeudado gobierno español ha recortado 10.000 millones de euros de la ayuda a la banca de la eurozona al reducir el valor de la deuda híbrida de sus peores entidades. Incluso si no hubiese sido por consideraciones políticas, el recorte hubiese sido mayor.

Tomemos a Bankia, el banco que requiere la mayor cantidad de ayuda. Ha acometido quitas de entre el 14 y el 46% del valor nominal de los 6.500 millones de deuda híbrida que vendió. Cuando Irlanda hizo lo propio, el porcentaje fue del 70%. Esta diferencia viene provocada por la política, como también por la forma en que las entidades vendieron sus bonos híbridos. Una gran cantidad de deuda fue en forma de participaciones preferentes que fueron vendidas a los clientes de los bancos. Esos clientes minoristas ya tienen que luchar contra las consecuencias de la austeridad y la recesión en España. Los tenedores de deuda híbrida de Irlanda, por contra, fueron en su mayoría inversores institucionales.

La solución española es combinar una pequeña quita con acciones del banco. Teniendo en cuenta la quita y los nuevos valores, los acreedores con preferentes de menor rango recibirían entre el 30% y el 70% de la inversión original, mientras que los de rango superior recibirán hasta el 90%. Esto parece un gran chollo para los acreedores, pese a que seguirán expuestos ante posibles pérdidas con las acciones.

Si el rescate, y la adopción de nuevas medidas por el Banco Central Europeo, ayudan a Bankia y al resto a recuperarse, la tibia quita de España y la combinación de deuda por acciones se vería como un importante subsidio para los titulares de la deuda. Las acciones se revalorizarían y la participación estatal en Bankia se diluiría.

Por último, España no tiene elección con las quitas: fueron un requisito para el paquete de 100.000 millones. Pero si hubiera regulado sus bancos adecuadamente, los depositantes no tendrían que haber comprado su deuda híbrida. Otra razón que justifica la idea de una unión bancaria en la eurozona.

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