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Columna
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El limbo de los mercados

Los tres motores económicos del mundo no están funcionando a la vez. China está arriba. Europa abajo. EE UU, lento. Los nervios del mercado se mantendrán a flor de piel.

Los inversores europeos han tomado con entusiasmo los últimos datos de China. El sector manufacturero ha mostrado una expansión durante noviembre por primera vez desde octubre de 2011. El crecimiento puede ser débil, pero al menos es positivo. La producción total y las nuevas órdenes de exportación crecieron, lo que indica que China está estabilizándose. El temido aterrizaje forzoso sigue pareciendo menos probable que una continuación del crecimiento a un menor ritmo.

Los datos de EE UU también son tranquilizadores. Los últimos datos manufactureros mostraron un repunte. Los indicadores adelantados sugieren que la economía americana mejorará el año que viene, siempre que EE UU evite el llamado precipicio fiscal. Los recientes datos de empleo también son alentadores.

Pero los peores datos del sector servicios en la eurozona en los últimos 40 meses emborronan la foto. Lo que debería preocupar a los inversores es que la debilidad no está circunscrita solo a la periferia. Alemania sufre de una débil demanda de sus vecinos y una pérdida de confianza propia: la actividad comercial ha caído en 15 de los últimos 16 meses. Incluso la economía alemana parece cerca de contraerse en el cuarto trimestre.

El problema profundo es que la crisis de la periferia no ha sido superada y los riesgos se extienden al centro. Las últimas conversaciones sobre Grecia han dejado al país con una deuda insostenible. España, Italia y Portugal están en recesión.

Por tanto, el panorama de la economía global tiene mejor aspecto que el de Europa. El efecto arrastre europeo y el precipicio fiscal americano son preocupaciones latentes. Si ambos se superan, una recuperación convincente traería ganancias a los mercados y un aniquilaría los bonos refugio. Por ahora, los mercados siguen atascados en el limbo.

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