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Tribuna
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McGuffins del marketing político

Aunque la universalizó Alfred Hitchcock al describir con ella el avance de la acción en sus películas, la palabra McGuffin procede en realidad del music hall. Van dos hombres en un tren y uno le dice al otro: "¿Qué es ese paquete que hay en el maletero sobre su cabeza?". El otro contesta: "Ah, eso es un McGuffin". El primero insiste: "¿Qué es un McGuffin?", y el otro responde: "Un McGuffin es un aparato para cazar leones en Escocia". "¡Pero si en Escocia no hay leones!", le espeta el primero. "Entonces, eso de ahí no es un McGuffin".

Los comicios electorales USA del pasado 7 de noviembre nos brindan McGuffins impagables del marketing político. Casi tanto como la ensalada de declaraciones ante la sentencia positiva del Tribunal Constitucional sobre matrimonios de personas del mismo sexo, o sobre los trágicos sucesos del Madrid Arena, la sangría de los desahucios o la campaña electoral catalana.

Maitines. El circo mediático echa humo. Varios años de lecciones prácticas de macroeconomía han generado ansiedad electoral. Ahora, en tregua, todos pendientes del negro de Detroit, que sigue prometiendo políticas sociales y de crecimiento de empleo. Aquí, una ministra, presunta oblata, firmó en el BOE el decreto-ley que ha convertido el acrónimo ERE en eje de metástasis social.

Laudes. ¿Adivinan donde está el McGuffin? Locutores y cootertulios pronuncian lobby con normalidad estadounidense para referirse a la financiación de la campaña más cara de ese país de poco más de 200 años. "A ver si alguna vez contamos con una ley de financiación de partidos que evite los escándalos de la corrupción política". El cierre de los colegios electorales es gradual; cosas de los husos horarios. Ojayo, Guayomin y Florida vertebran la expectación, cuando llegan las primeras tandas de resultados y es inevitable la comparación con otros comicios.

Prima. En la parrilla informativa no existen otros mundos. La sociología electoral y la geopolítica hacen avanzar la acción. El candidato republicano felicita al ganador y a su equipo de campaña. El discurso de Obama es emocional y medido en todos sus matices, incluido, quizás, la oportuna lágrima que el líder muestra a cámara. El marketing político acaba de triunfar en todo su esplendor. ¡Quién lo iba a decir! Resulta que el maldito McGuffin es solo una lágrima, en vez de alguno de los temas candentes de su nuevo mandato.

Tercia. Los presuntos "homicidios" del Madrid Arena y de los desahucios han hecho mutis. También la sentencia sobre matrimonios gais y demás temas locales. Periodistas y cootertulios analizan los resultados electorales, y extrapolan, y extrapolan. Ha ganado un negro con alma blanca y eso transmite esperanza. No en balde, tuvo el acierto de gestionar la crisis alejando el fantasma del crac del 29.

Sexta. Las malas previsiones económicas de Bruselas logran que dos ministros y la presunta oblata enmudezcan. Demasiado cerca la reedición de los brotes verdes, otro McGuffin de nuestro tiempo. El marketing político nacional es otra cosa, consecuencia de unas valoraciones demoscópicas que sitúan la clase política próxima a la inopia.

Nona. Soraya invita a Elena a comer en Moncloa para hablar. Mariano y Alfredo se han puesto de acuerdo en que es el camino, aunque los suicidios de dos personas objeto del desahucio de su vivienda, una en Granada y otra en Baracaldo, pueden haber influido algo. Parece que el McGuffin doble de la conciencia y el miedo puede hacer avanzar la acción.

Vísperas. Se pone el sol 24 horas después. No puede pedirse más emoción ni mejor información. Los diversos temas, con intensidad pendulante, han sido exprimidos, lo cual es una putada para los demiurgos de la tarde. Merced a sus McGuffins, el marketing político se muestra como una disciplina que clama por independizarse de la comunicación estratégica.

Completas. Llega el momento en que los gritos del silencio de los suicidas, y de las víctimas del Madrid Arena, etcétera, no pueden ser acallados por los McGuffins del marketing político nacional, aunque es posible que se haya aprendido a utilizarlos con el fundamento que brinda el alcance estratégico de la comunicación.

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