Iberia, banco de pruebas laboral

Semana crucial en Iberia. Tras el consejo de administración para analizar los resultados del tercer trimestre, seguramente el viernes, además de retratarse ante los analistas financieros en Londres, presentará sus planes laborales para reforzar su futuro. Y lo hace en un clima no del todo estable tras ordenar la Audiencia Nacional la repetición del laudo arbitral que terminó con la huelga de pilotos. La aerolínea, con la complicación que tiene gestionar colectivos de culturas laborales y sindicales diferentes, puede poner sobre la mesa el que podría ser el mayor expediente de extinción de empleo de una empresa privada en España, con un ajuste mínimo de 3.000 empleos.

Los sindicatos de todos los colectivos tratan de armar una estrategia y se comprometen a mantener la paz social si la compañía queda al margen de la reforma laboral. Piden tres meses para negociar bajas incentivadas y reajustes retributivos no traumáticos. Aparte de la interesada buena intención, una empresa que tiene por socio industrial a alguien acostumbrado a una cultura laboral tan radicalmente distinta, tiene muy complicado hacer abstracción de la flexibilidad aplicada ahora en España y que tanto han reclamado círculos empresariales. Además, por la simbología y tamaño de Iberia, se convertirá en banco de pruebas para el futuro.