¿A quién vota Wall Street?
El principal temor de los inversores no es el resultado electoral sino una brecha entre la Casa Blanca y el Congreso que bloquee el límite de endeudamiento y abra un escenario de volatilidad y de rebaja del rating. Si hay un pacto político sobre la deuda tras los comicios, Wall Street podría subir hasta el 15%.
La salud de la mayor economía del mundo es el trasfondo inevitable que marca las elecciones presidenciales en las que los ciudadanos estadounidenses eligirán el martes al próximo inquilino de la Casa Blanca. La tasa de desempleo - a niveles desahogados del 7,9% si se compara con el desbocado 25% de España- de octubre ha sido mejor de lo previsto, lo que puede ayudar a Barack Obama en la recta final de la campaña electoral. Sin embargo, la preocupación que despierta entre los inversores la economía estadounidense va más allá de la cita del 6 de noviembre y presenta un desafío de inquietante magnitud, sea cual sea el ganador de las elecciones.
Estados Unidos debe afrontar el agotamiento del techo de endeudamiento del Tesoro, establecido en los 16,4 billones de dólares y que puede llegar a consumirse a finales de año. La respuesta política a esta situación -bien sea con una prórroga o con un duro recorte de gasto que impida su ampliación- es de hecho el horizonte hacia el que miran ya los inversores y la variable fundamental sobre la que hacen sus previsiones.
"Las elecciones presidenciales tienen mayores implicaciones para los mercados que de costumbre", reconoce en un reciente informe Goldman Sachs. Así, el futuro presidente de Estados Unidos deberá abordar una peliaguda cuestión que exigirá un arduo debate presupuestario y que, según el signo de la decisión que se tome, tendrá consecuencias sobre el rating de la deuda soberana e incluso sobre el próximo responsable de la Reserva Federal. "La crisis de deuda europea ha sido la mayor amenaza a la que se ha enfrentado la economía en mucho tiempo. Ahora, el llamado ajuste presupuestario de Estados Unidos -una tormenta perfecta de subidas de impuestos y recortes de gastos que podrían entrar en vigor el 1 de enero- está cobrando relevancia", señala la gestora estadounidense Blackrock. Y es en ese escenario en el que Wall Street juega sus cartas de cara a las próximas elecciones. ¿Qué hara Obama con el techo de deuda y cómo influirá su postura en los mercados? ¿Qué margen de maniobra real tendrá para tomar una decisión? ¿Cuáles son los planes de Romney y qué descuenta en ese sentido Wall Street? Del resultado de las elecciones y de la consiguiente toma de decisiones dependerá el curso que tomen la Bolsa y la deuda de EE UU, con influencias innegables a nivel planetario.
¿Qué sucederá en los mercados si, pasadas las elecciones, Estados Unidos cae en lo que los inversores denominan el "precipicio fiscal?
La mayoría de analistas no considera el colapso del endeudamiento de EE UU como la hipótesis más probable, aunque sí prevén un marasmo político que eleve el riesgo de que se produzca. Los sondeos apuntan a que las elecciones reproduzcan el actual reparto de poderes: un presidente demócrata, Barack Obama, que continuaría cercado por una mayoría republicana en el Congreso, partidaria de poner freno a la deuda y de imponer medidas contra el déficit.
HSBC pronostica que un desencuentro total entre los políticos estadounidenses respecto al techo de endeudamiento provocaría un escenario de austeridad automática, con aumento de impuestos -a pesar del credo republicano- y recortes de gasto en 2013 que podrían reducir el déficit federal en 600.000 millones de dólares, equivalentes al 4% del PIB y que podrían ocasionar una contracción económica de entre el 0,5% y el 1% en el cuarto trimestre del año próximo, con un incremento del desempleo a finales de 2013 al entorno del 9% o 9,5%. En paralelo, la Bolsa sufriría un descenso de entre el 15% y el 20%, con un fuerte fenómeno de aversión al riesgo. Sería el peor de los escenarios posibles para Wall Street, añade el grupo financiero. Blackrock apunta que si no se alcanzara ningún acuerdo en la primera sesión del Congreso tras las elecciones, cundiría un gran nerviosismo en el mercado, que podría prolongarse hasta 2013 si Washington no alcanza un compromiso antes. "Todas las miradas se posarían entonces en la actuación de la Fed", añade.
¿Qué escenario están descontando los inversores en cuanto a las negociaciones sobre el techo de deuda? ¿Creen que se cumplirán los peores pronósticos tras las elecciones?
No. La opinión mayoritaria es que se alcanzará el mínimo consenso para salvar la situación, aunque no haya que descartar tampoco episodios de fuerte incertidumbre con una elevada volatilidad. Para HSBC, el escenario más probable es que se encuentre una solución al menos temporal, como ya sucedió en 2011, con un un aumento de impuestos más leve que en el escenario de máxima austeridad que haría una mella más ligera en el crecimiento económico, equivalente a apenas el 0,1% o 0,2% del PIB. Traería el alivio de haber evitado de nuevo el colapso para el endeudamiento del Tesoro pero a la vez, la inquietud de que no se habría encarado abiertamente el problema para reducir el déficit público en el largo plazo. Aun así, sería el mejor escenario para la Bolsa de EE UU, que podría disfrutar de un alza de entre el 10% y el 15%.
"Los mercados están concentrados en el efecto que las elecciones tendrán en el techo de deuda", advierte Goldman Sachs, que maneja también un escenario base en el que el Congreso evitará asomarse al precipicio del colapso del Tesoro a finales de año, dejando para 2013 la adopción de medidas para reducir el déficit. Apunta aun así que hay más posibilidades de que el Congreso acceda a congelar el techo de deuda antes de fin de año si gana Romney.
¿Qué potencial arroja ahora Wall Street para los inversores? ¿Qué margen hay para disfrutar de un rally alcista tras las elecciones?
"El mercado estadounidense de renta variable ha registrado rentabilidades excepcionales, pero sus precios se han encarecido en términos relativos y su evolución está sujeta las políticas de relajación monetaria. Si el contexto económico sigue debilitándose, habrá que pensar en dirigirse a la puerta de embarque para salir de Estados Unidos. El destino serían los mercados emergentes". Este es el diagnóstico de Blackrock, que advierte de los riesgos que tendría una austeridad extrema que mine el crecimiento.
El índice S&P acumula en lo que va de año un alza del 13%, solo superada desde el lado europeo por el Dax alemán, que gana el 25%. Pero echando la vista atrás, los índices de EE UU presentan un comportamiento más rentable. En los cuatro últimos años de mandato de Obama, el S&P ha subido el 47% y cotiza en máximos de mayo de 2008. Por contra, el Eurostoxx cae el 2,4%.
¿Qué dicen las estadísticas sobre lo que hace Wall Street después de unas elecciones presidenciales?
"Es la economía, estúpido". Esa es la máxima con la que los analistas resumen cualquier intento de predecir cuál será la respuesta de Wall Street bien a una victoria republicana o demócrata. De hecho, la campaña electoral apenas ha incidido en el parqué neoyorquino, mucho más pendiente de la temporada de resultados trimestrales. Y los pronósticos a medio plazo se focalizan en el tono que tome la cuestión del techo de deuda.
El signo político de la Casa Blanca tampoco se deja notar demasiado en las estadísticas sobre el comportamiento de los índices bursátiles. Sí se aprecian en cambio tendencias concretas, con independencia del partido en la presidencia. Desde 1976, según apunta Goldman Sachs, el S&P 500 ha registrado un alza de alrededor del 10% en los doce meses posteriores a la celebración de las elecciones presidenciales, al margen del partido que ocupe la Casa Blanca. La respuesta es similar en un período de tiempo más corto, de tres a seis meses. En esta ocasión, el último sondeo de analistas que realiza Barclays muestra que una victoria de Romney tendría por respuesta un alza bursátil modesta e incluso sustancial en Wall Street, según algunas opiniones que confían en que el candidato republicano ofrezca un mejor modelo de crecimiento futuro, compatible en definitiva con el control del déficit. El triunfo de Obama sería recibido en cambio en el mercado con indiferencia o incluso con caídas.
¿Cómo reaccionarán las agencias de rating? ¿Cuál es el riesgo de un recorte de calificación?
La agencia Standard & Poor's ya dio un serio aviso en agosto de 2011 cuando arrebató a Estados Unidos la máxima calificación financiera, la triple A, como consecuencia de la incertidumbre que se había creado sobre si Washington accedería entonces a ampliar el techo de deuda que evitara una suspensión de pagos. Fue la primera ocasión en más de 70 años en que Estados Unidos perdía la preciada triple A. La agencia de calificación Standard & Poor's afirmó que, con independencia del acuerdo que se alcanzó finalmente, EE UU debía abordar seriamente el recorte del déficit.
Para HSBC, la rebaja de rating es una posibilidad cierta de cara a 2013, con independencia de cuál sea el inquilino de la Casa Blanca. Goldman Sachs también avisa del riesgo de un segundo recorte en la calificación. El desafío del déficit persiste y las tres grandes agencias de rating -S&P, Moody's y Fitch- tienen previsto revisar la calificación de EE_UU en el año próximo.
¿Qué papel le corresponderá a la Reserva Federal tras las elecciones presidenciales? ¿Cuál será el futuro de Ben Bernanke?
El candidato republicano, Mitt Romney, ya ha anticipado que no tiene intención de renovar a Bernanke, cuyo mandato finaliza en enero de 2014. El proceso de renovación del presidente de la Reserva Federal, que se ha distinguido por su apoyo a la economía con intensos planes de estímulo, podría iniciarse tras el verano del próximo año, lo que augura volatilidad para el mercado de deuda. Por su parte, Barack Obama no ha dejado claras todavía sus preferencias.