Un modelo alemán muy limitado
El balance a septiembre de la regulación de empleo revela que la reforma laboral ha disparado el recurso a los expedientes colectivos de crisis, aunque el causante principal de éstos no es la normativa, sino una crisis que provoca que las empresas vendan cada vez menos y sus márgenes y negocios se estén jibarizando hasta límites desconocidos.
No es discutible que la economía tiene problemas de competitividad y muchas empresas de supervivencia, por que tienen un problema de costes. Y tampoco es discutible que la reforma laboral pretende aliviar tal dificultad, facilitando el despido, pero también soluciones intermedias de alivio que evitan la rescisión de contratos. Este año se han incrementado los despidos colectivos, pero se han disparado más las suspensiones temporales de empleo y las reducciones de jornada, como una solución coyuntural que alivia los costes societarios sin despedir. Una parte de las plantillas va al desempleo un tiempo y percibe la prestación para volver después a la empresa. Ni más ni menos que ese recurso al modelo alemán del que los sindicatos hablaban cuando arrancó la crisis, pero que solo usaban las empresas industriales. En España se ha intensificado ahora el mecanismo, aunque falta la otra pata para ser plenamente un modelo alemán: la expansión de las manufacturas.